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Crónica | Juicio por la muerte de Javier Castro

«En Altos Hornos trabajamos con amianto y sin seguridad»

La falta de medidas de seguridad y protección de la salud de los trabajadores de Altos Hornos quedó demostrada en el juicio que se desarrolló ayer en Bilbo. Un trabajador y ex delegado de CCOO, Javier Castro, murió por un cáncer adquirido por el amianto existente.

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Juanjo BASTERRA

La reclamación de un recargo del 50% en las prestaciones por la falta de medidas de seguridad en Altos Hornos (AHV) por parte de Natividad Vaqueriza, viuda de Javier Castro, que falleció en octubre de 2007 por un mesotelioma pleural -un tipo de cáncer mortal- originado por la inhalación de fibras de amianto, quedó vista para sentencia. En setiembre se aplazó el juicio debido a que la compañía sucesora de la empresa vasca, Altos Hornos Ensidesa Capital, solicitó la vida laboral del ex dirigente sindical de CCOO de Euskadi una vez que se refugió en Bélgica, desde 1968 hasta 1977, por si acaso podía crear alguna duda razonable de que el contagio con el mineral cancerígeno no se produjo en AHV, donde entró a trabajar con trece años y estuvo diez años seguidos en contacto permanente con el amianto. Por esa vía, la sucesora de la mayor siderúrgica vasca no encontró salida, por lo que su abogada trató de convencer de que Ensidesa no tiene nada que ver con Javier Castro, que sólo administra los pasivos de esa siderúrgica y, en todo caso, que había un desconocimiento general sobre los efectos cancerígenos del amianto hasta los años ochenta.

Para ello, se basó en un informe de la Inspección de Trabajo que, de forma incomprensible y negligente, señala que las diferentes ordenanzas sobre salud en el trabajo no especificaban acciones concretas contra el amianto. También puso en duda que hubiera sucesión entre AHV y la actual Altos Hornos de Ensidesa Capital, aunque así figura en el registro mercantil. Como indica el dicho popular: se coge antes al mentiroso que al cojo. Así, la abogada de la Seguridad Social en un gesto que no suele ser habitual realizó una defensa de los intereses de la viuda y los hijos del trabajador afectado. Recordó que un mes después de fallecer el trabajador, la Seguridad Social reconoció que su muerte se debió a una enfermedad de carácter profesional y remarcó que existe normativa sobre prevención frente al amianto desde 1940.

Ocurre que las empresas la obviaron porque desde que se inhala amianto hasta que sobrevienen los diferentes cánceres y enfermedades derivadas de ese mineral transcurren de diez a cuarenta años. Criticó de forma abierta a la Inspección de Trabajo y recordó que el recargo de las prestaciones, si el Juzgado de lo Social número 4 así lo decide, afectará a todos los niveles indemnizatorios.

Sobre el argumento de la no existencia de una continuidad entre las empresas, que también defendió la letrada de la empresa ubicada en Oviedo, la abogada de la Seguridad Social dejó claro que la jurisprudencia no va por ese camino, porque «llevado al extremo» supondría que la gran mayoría de los afectados por amianto no podrían reclamar, porque muchas de las empresas más peligrosas para la salud de los trabajadores han desaparecido, cambiado de manos o «cabría la posibilidad de cambiar la naturaleza jurídica de la misma para eludir las responsabilidades». En realidad, sería un despropósito.

«Sopa de amianto»

Manuel Ocio Ibañez, ex compañero del trabajador fallecido, recordó que el contacto con el amianto en AHV era habitual en la gran empresa de Ezkerraldea. «Llegaban placas, que después cortábamos; también en sacos, y hacíamos una sopa con agua, para recubrir las zonas deterioradas por la actividad industrial al fundirse el hierro. Allí salía polvo de amianto, pero la empresa ni nos advirtió del peligro de ese producto habitual con el que trabajábamos ni nos ofreció ningún tipo de protección. Lo manipulábamos con la mano».

Tampoco AHV realizó controles médicos específicos, a pesar de que en el caso de Javier Castro estuvo desde los trece años como aprendiz y después como oficial ajustador, hasta que pasó a ocupar puestos administrativos tras su vuelta de Bélgica en 1977. Juan Cruz Etxebarria, otro ex compañero de Castro, recordó que «el amianto estaba en todo AHV. Nadie nos informó del riesgo», sentenció.

Nuria Busto, abogada de la familia de Javier Castro, denunció a AHV por poner a un chaval de 13 años trabajando en un departamento de reparación mecánica y recordó que existen bastantes sentencias que señalan que la prevención frente al amianto ya figura en los años cuarenta en las normativas legales.

Recordó que el trabajador en sus diez primeros años intensos de actividad en la mayor siderúrgica de Hego Euskal Herria tuvo un contacto directo con el amianto. «No hay duda», zanjó.

 

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