La «limpieza» de la tamborrada no consigue que desaparezca la solidaridad
Lo intentaron, pero no lo lograron. Consiguieron que aparecieran menos muestras de solidaridad porque previamente las habían retirado, pero ni eso ni las amenazas lograron, simplemente es imposible, que aflorase la solidaridad como en otras manifestaciones festivas de Euskal Herria. La tamborrada apareció «más limpia de símbolos» que otros años, como dijo el consejero de Interior, Rodolfo Ares, pero esa «limpieza» tiene su explicación. La actuación de la Ertzaintza desde primeras horas de la tarde, primero entregando casa por casa la amenaza impresa y después retirando pancartas que, por cierto, no tenían contenido prohibido alguno, como la denuncia de la tortura; el celo de la Policía Municipal para evitar que se exhibiesen reivindicaciones, y las filigranas de los realizadores de ETB durante la retransmisión de la tamborrada en la plaza de la Constitución explican que apareciesen menos muestras de solidaridad, pero en ningún caso que ésta no existiese. La tamborrada fue «más limpia» que otras veces, pero no porque los donostiarras así lo quisieran, lo que convierte en más sucia la actitud de quienes trataron de evitar las expresiones de solidaridad.