Catástrofe en Haití
Otro temblor sacude a Haití tras confirmarse ya 75.000 muertos
La tragedia volvió a tomar ayer forma de seísmo en la ya devastada Haití y la réplica más fuerte -de magnitud 6,1 en la escala de Richter- desde el pasado día 12 volvió a hacer temblar tanto la isla caribeña como a los ciudadanos que llevan más de una semana durmiendo en las calles. Por el momento, se desconoce si el nuevo temblor causó nuevas víctimas mortales, pero sí derrumbó los pocos edificios que aguantaron en pie tras aquel primer embate.
Ruben PASCUAL | BILBO
Llueve sobre mojado, y ayer un fuerte terremoto de magnitud 6,1 volvió a sacudir la capital haitiana, Puerto Príncipe, provocando el derrumbe de edificios que ya resultaron dañados el pasado día 12. El Instituto Geológico de Estados Unidos situó el epicentro a 59 kilómetros de la capital, y afirmó que ha habido 88 réplicas desde el seísmo de 7, 3 grados que asoló el país.
Los equipos de rescate se echaron a la calle para tratar de cuantificar posibles muertes, pero no se ofrecieron datos.
Por otro lado, la ONU y Médicos Sin Fronteras (MSF) manifestaron que el desembarco de los militares estadounidenses no ha conllevado una sustancial mejora de la situación que vive el país y que siguen existiendo grandes limitaciones para distribuir la ayuda humanitaria.
La Oficina de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA) afirmó que las prioridades son «los suministros médicos, el agua, equipos de saneamiento básicos, carpas, colchas, comida y combustible», además de vehículos para transportar esos artículos.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos, la mayor agencia humanitaria de la ONU, ha implementado puestos de distribución de víveres para 60.000 personas, que son 40.000 menos de las que habían indicado en un principio.
La agencia achacó la disminución a la falta de seguridad, y añadió que muchos de los efectivos militares que ayudaban al personal del PMA a sacar las provisiones de los almacenes han resultado heridos.
Esta situación ha llevado a la ONU a dictar reglas de seguridad, como la que obliga a repartir la ayuda únicamente acompañado por «el personal de seguridad adecuado».
«Una pesadilla»
MSF explicó que los problemas en las vías de entrada de mercancías están convirtiendo en una «pesadilla» la recepción de medicamentos y equipos quirúrgicos. Concretaron que en algunos centros de atención incluso faltan «vendas y yeso».
A la preocupación de estas organizaciones hay que sumar el creciente malestar de varios países por el despliegue militar de EEUU (que contará con 4.000 soldados más) en el depauperado país caribeño, que ya fue invadido por Washington en el pasado.
El presidente boliviano, Evo Morales, solicitó ayer una reunión de urgencia de la ONU para «repudiar y rechazar la ocupación militar de EEUU» en Haití. Su segundo, Álvaro García Linera, pidió a las tropas estadounidenses que abandonen Haití porque no hay «un solo soldado norteamericano levantando una piedra».
Tras regresar de la devastada isla, señaló que «nuestra propuesta, nuestra exigencia es la retirada de las tropas militares norteamericanas, que no hacen ningún trabajo de apoyo (...) y un mayor apoyo económico financiero al pueblo de Haití».
El Gobierno venezolano, que también censuró que EEUU «se ha apoderado de la isla», cerró con el Gobierno haitiano la Brigada de Solidaridad Petion-Bolívar, cuyo objetivo será impulsar un plan conjunto para reconstruir «a mediano y largo plazo» el país caribeño.
Venezuela, que ya ha enviado más de 7.000 toneladas de ayuda y prevé enviar 300.000 barriles de petróleo en los próximos días, afirmó que «nuestro despliegue es de solidaridad y no de una fuerza militar».
En todo caso, el presidente haitiano, René Preval, reiteró que su país «no tiene ningún problema ideológico» para recibir ayuda «de los que tienen la capacidad y quieren ayudarnos», particularmente de EEUU.
En cuanto a la polémica llegada de los helicópteros al jardín presidencial, Preval dijo que «si puede servir para salvar vidas, las consideraciones ideológicas deben dejar paso a la caridad».
A más de una semana del brutal seísmo, el Gobierno haitiano ha confirmado la muerte de un total de 75.000 personas. Entretanto, las más de 370.000 que se quedaron sin hogar viven en unos 300 campamentos improvisados.
El Fondo Monetario Internacional pidió ayer un gran esfuerzo internacional para la reconstrucción de Haití, similar al «Plan Marshall» destinado por Estados Unidos a Europa tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
El terremoto ha destrozado los muelles del puerto de Puerto Príncipe, provocando que las miles de personas que desean salir de la capital haitiana huyendo de la escasez y la inseguridad en embarcaciones se encuentren bloqueadas.
Un megaterremoto de al menos 8,5 grados en la escala de Richter y con el potencial de formar un tsunami tan letal como el que mató a 226.000 personas en 2004 se gesta junto a la isla indonesia de Sumatra, según auguraron varios científicos.
Con la comunidad internacional desbordada por la tragedia de Haití, sismólogos y geólogos de EEUU, Indonesia y Gran Bretaña coincidieron en subrayar en los últimos días que un sismo de grandes proporciones va a castigar de nuevo el Sudeste Asiático.
«Hay una gran probabilidad de que se produzca un gran terremoto con una magnitud de más de 8,5 grados en las islas Mentawai, junto a Sumatra. Y es muy posible que ese seísmo provoque un tsunami», aseguró el sismólogo indonesio Fauzi, director de la Agencia Meteorológica y Geofísica de Indonesia (BMG).
Su colega, el profesor John McCloskey, del Instituto de Investigación de Ciencias Medioambientales de la Universidad del Ulster, alertó en la revista «Nature Geoscience» sobre el mismo peligro.
Un movimiento telúrico de gran magnitud y epicentro próximo al litoral puede generar una ola gigante que arrase las costas de Sumatra y cause decenas de miles de víctimas.
«La potencial pérdida de vidas sería similar a la del tsunami del océano Índico de 2004», calculó McCloskey, en referencia a la catástrofe que mató a unas 226.400 personas.
«La necesidad de tomar acciones urgentes para mitigar el impacto es extremadamente importante», añadió.
Según sus investigaciones, la región sufre, de media, un gran terremoto cada dos siglos y la falla lleva acumulando tensión desde 1797, año del último gran seísmo, por lo que está «a punto de romper».
Coinciden en el diagnóstico, pero la cuestión sobre la que ningún experto se atreve a pronunciarse con exactitud es cuándo se producirá la catástrofe.
«Lo más probable es que se produzca en las próximas décadas. Entre dentro de treinta segundos y dentro de treinta años», aseguró Kerry Sieh, director del Observatorio Tierra de Singapur.
Los sismólogos apuestan por que los gobiernos centrales y regionales se preparen para minimizar el número de víctimas entre la población.
«Lo verdaderamente importante no es saber cuándo ocurrirá ese megaterremoto, sino prepararse para su llegada. La mayoría de las muertes se produce por el derrumbe de edificios, los corrimientos de tierras y los tsunamis. Ahí es donde hay que incidir», aseguró Fauzi. GARA
El gaztetxe de Gernika acogerá hoy (20.00) una videoconferencia con Camille Chalmers, director de la Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo, quien desde Puerto Príncipe les ofrecerá un testimonio directo sobre la situación.