Tras cinco años de trabajos de renovación y remodelación, parece que la inauguración oficial del Teatro Campos, ubicado en la calle Bertendona, ya tiene fecha, que según anunció ayer el el alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna, «será en la primera quincena de marzo, seguramente el día 11». Mientras tanto, la corporación municipal y la Fundación Autor (SGAE), asociados para llevar a cabo este proyecto, invitaron a medios de comunicación y vecinos, «en agradecimiento por las molestias causadas», a una visita guiada para mostrar el interior arquitectónico del edificio y las nuevas tecnologías aplicadas.

El teatro, uno de los edificios más emblemáticos de la villa, fue construido entre el 3 de mayo de 1901 y el 7 de agosto de 1902, y se convertirá en la nueva sede de la SGAE en Bilbo y pasará a llamarse Arteria Teatro Campos Elíseos Antzokia. «La red Arteria es una iniciativa de la Fundación Autor para la promoción de la cultura y la formación de los creadores. Es una red de espacios culturales, multifuncionales y polivalentes, que tienen en común tres ejes: la difusión de las artes escénicas (el teatro, la danza y la música), la producción cultural y la formación cultural», explicaron desde la SGAE.

Se estima que para 2012 cuente con cerca de una docena de proyectos similares en el Estado español. Además, al promover «la cultura iberoamericana», la red también contará con espacios en Nueva York, Bogotá, Buenos Aires y México. «Los espacios están pensados para dialogar con las ciudades en las que se insertan, de tal manera que el teatro Campos Eliseos se convierta en una especie de centro cívico, en diálogo permanente con la ciudad de Bilbo. Queremos que este tipo de centros se conviertan en incubadoras de talento».

El convenio firmado con el ayuntamiento establece un mínimo de 170 espectáculos anuales, además de otros objetivos como la promoción de autores y nuevos talentos vascos.

Emblema modernista

El teatro Campos, diseñado por el arquitecto Alfredo Acebal, fue a principios del siglo XX uno de los edificios más singulares del modernismo, un estilo que tuvo poco arraigo en Bilbo. La fachada es obra del decorador Jean Baptiste Darroguy. El título hace alusión a la campa que en su época había frente al edificio, en la que tenían lugar romerías y fiestas. «Es un edificio que aparece mucho en los postales de la época, como un elemento atractivo, como una innovación, una arquitectura lúdica del espectáculo», explicó el arquitecto Iñaki Uriarte, conocido defensor del Patrimonio arquitectónico e industrial.

Con la remodelación, la superficie total del teatro gana espacio y pasa de 5.000 metros cuadrados a 7.300. En el interior se ha realizado un vaciado radical y se han restaurado los tres anfiteatros antiguos, cada uno con cerca de 110 localidades. Con el nuevo patio de butacas que está preparado para 470 personas, el teatro tendrá un aforo de 800 personas. Un sistema mecánico combinado de plataformas móviles y butacas escamoteables en la sala principal del espacio, posibilitará la configuración polivalente del suelo mediante un sistema robotizado.

Uriarte manifestó no entender muy bien la ampliación. «La franja acristalada, se ve demasiado. Así como el criterio de contrastar materiales diferentes -añade- puede ser acertado, es poco afortunada, ya que está muy pegada a la fachada. El edificio no respira». Además, Uriarte aseguró que no han respetado debidamente el edificio en su integridad: «En la puerta de la derecha, había una imagen de un fauno flautista, falta toda la hilera inferior de azulejos. Han mutilado la figura. La fidelidad tiene que ser al máximo extremo».