Crónica | La batalla de los símbolos
«Tropas armadas», grúa y censura para desfigurar la realidad
El alcalde Odón Elorza ensalzaba ayer que Donostia estaba llena de «tropas desarmadas», en alusión al desfile txiki. En la madrugada anterior, sin embargo, las compañías festivas debieron compartir la calle con patrullas armadas. Ertzaintza y Policía Municipal se afanaron en impedir que los mensajes por los presos llegaran a la opinión pública. Lo lograron sólo a medias.
Ramón SOLA
No es nuevo que la «Consti» se convierta en escenario de batalla de símbolos, más bien al contrario. Allí apareció por primera vez la ikurriña de modo legal en la noche del 19 de junio de 1977, entre una gran ovación. Casi 35 años después, la enseña vasca se sigue tolerando, y también las pancartas contra la incineración de residuos o el TAV, pero no las que recuerden la situación de los presos o denuncien la tortura. Ertzaintza y Policía Municipal pusieron ahí el listón.
La censura se ejecutó antes, durante y después de la arriada. Durante el día, la Ertzaintza avisó a los vecinos, casa por casa, de que no se permitirían estos lemas. En torno a las 22.00, uniformados acudieron con una grúa para retirar pancartas por los presos, contra la tortura y una que rezaba «Borroka da bide bakarra». Los vecinos fueron testigos de un peculiar debate entre los agentes, traductor incluido, sobre si el resto de lemas presentes eran tolerables o no.
En el momento clave, la Guardia Municipal tomó el relevo. Entre los pitos de los presentes, intervino para impedir que se desplegara la habitual pancarta por la amnistía, pero no pudo evitar que se descubrieran decenas de fotografías de los presos vascos que hasta entonces ha- bían permanecido tapadas. Entonces fue ETB quien entró en acción: según explican trabajadores del ente, hubo una orden verbal directa para que sus imágenes no llegaran a las pantallas. Los televidentes pudieron comprobar cómo sólo se emi- tían planos de los carteles por la parte de atrás, ocultando por tanto los retratos de los presos.
Después llegaba la venganza. Ayer, el Departamento de Interior de Lakua elevaba ya a diecisiete la cifra de personas identificadas, con lo que ejecutaba su amenaza. La Ertzaintza permaneció toda la noche en el Boulevard, aunque su presión disminuyó una vez que ya no había cámaras incómodas. Y es que la batalla es básicamente mediática y propagandística.
El consejero Rodolfo Ares intentó cantar victoria: «Ha sido la tamborrada más limpia de símbolos radicales y de carteles que vulneran la ley». Pero medios como ``El Mundo'' no lo tenían tan claro. Un día después de haber anunciado un despliegue inédito, titulaba que «carteles camuflados de presos invaden la tamborrada». Y Ares ad- mitía que «los radicales siempre buscan subterfugios».