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Montehermoso sirve de escenario a los «ensayos artísticos» de Moraza

Ante la «fantasía» de la ciencia de que es posible una observación sin observador, una total objetividad, Juan Luis Moraza (Gasteiz, 1960) plantea su exposición basándose en todo lo contrario. Es el estímulo que consiga en el visitante el que dirá si su «ensayo artístico» se ha convertido en obra. El centro Montehermoso de Gasteiz expone su obra hasta el 2 de mayo.

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Itziar AMESTOY | GASTEIZ

La exposición de Juan Luis Moraza es el resultado de lo que este artista puede tener, simbólicamente, de canario o de rana. Al presentar «Implejidades», el gasteiztarra puso dos ejemplos. Primero, recordó que los canarios se introducían en las minas para comprobar si había gases venenosos. El segundo ejemplo fueron las ranas, empleadas por los biólogos para descubrir si un ecosistema es sano: «La razón es que son muy sensibles a los pequeños cambios». Y explicó que él considera que el privilegio que tienen los artistas remite «a lo que podemos tener de canarios y de ranas». Es decir, que son sujetos muy sensibles al «complejo mundo que les rodea».

Desde esta condición, ha creado la exposición «Implejidades». Estará visible en el el Centro Cultural Montehermoso de Gasteiz y se inscribe en el programa con el que este centro acoge a artistas cercanos con «una reconocida trayectoria profesional». El programa presenta obras concebidas por los artistas específicamente para Montehermoso. El objetivo es «acercarse» a la producción reciente de autores que supongan un referentes en la creación contemporánea, entre los que no podía faltar Moraza.

El gasteiztarra ha realizado exposiciones individuales y ha participado en muestras colectivas en museos de todo el mundo. Se podrían destacar sus trabajos en el MNCARS en Madrid o en el Sculpture Center de Nueva York. De forma más cercana «Repercusiones», en la galería de Gasteiz Trayecto, o «Interpasividad» que estuvo en el Koldo Mitxelena. Uno de sus recientes trabajos fue la exposición que comisarió en el 2007 en el Museo Guggenheim de Bilbo, en su décimo aniversario de su creación: «Incógnitas: cartografías del arte contemporáneo en Euskadi».

Voluntad de obra

Las piezas que se pueden ver ahora en Montehermoso no son obras, más bien tienen «la voluntad de ser obras». Con estas palabras, Juan Luis Moraza explicó horas antes de la inauguración que considera que una exposición no concluye cuando el artista la acaba, es en este punto cuando empieza su segunda fase. Aquí entra el otro, el público, que al mirarla, transforma la pieza. Es por ello que afirma que la muestra presenta «una serie de ensayos artísticos que aspiran a convertirse en obras». El conseguir o no este objetivo dependerá de si logra una sintonía en sus espectadores.

Aunque parezca chocante en la presentación de una exposición de arte contemporáneo, Moraza aludió en varias ocasiones a la ciencia para explicar algunos de sus planteamientos. Según valoró la ciencia vive una fase interesante con las teorías de la complejidad. Explicó que este planteamiento rompe con la idea de que para comprender algo se puede fragmentar, ya que de esta forma se pierde lo que hay de sistemático. Es decir, sus obras se tienen que entender en su complejidad, no es posible separar sólo una parte.

Además, reivindicó la implicación del sujeto. A su parecer, la ciencia ha vivido en una fantasía de que «es posible una observación sin observador». Ha intentado anular todas las subjetividades con protocolos o técnicas. En sus piezas, es la propia implicación, la presencia de un sujeto la que concluye la obra.

Y es entre el juego de estas dos palabras (implicación y complejidad) del que nace el título que da nombre a la exposición. Seis salas forman la muestra. En la primera, «Anormatividad», decenas de reglas fundidas descansan sobre un espejo repartido en cuadrículas. Más adelante se puede vibrar con el juego sonoro de los «Repercutores» que chocan contra el bronce. Colgados del techo, diez moldes invertidos esperan al visitante en «Dividuos»para ser observados por dentro. Dos pedestales del mundo forman «Almaclimas». En la siguiente sala, once puertas con sus peculiares manillas de bronce permiten jugar con ellas. Al abrirlas, se puede descubrir que el pomo recrea un órgano humano. Por último un vídeo «sobre la naturaleza triunfante de la mente y el cuerpo humano» forma «Implectograma». Estos son unos retazos; pero sin la mirada de un visitante, no se pueden calificar. Será lo que mueva en él lo que determine si estos ensayos han logrado su aspiración de convertirse en obra, «su voluntad de ser».

TRAYECTORIA

El artista de Gasteiz es profesor de la Facultad de Bellas Artes de Vigo. Ha expuesto en centros como MNCARS y el Sculpture Center de Nueva York y ha comisariado exposiciones en la Casa Encendida y en el Guggenheim de Bilbo.

JUEGO DE PALABRAS

«Implejidades» juega con la suma de implicación -la del observador que acude a la exposición- y complejidad -la necesidad de entenderlo en su globalidad- para describir los planteamientos del artista en su creación.

Ficha

Exposiciones: «Implejidades» de Juan Luis Moraza y «Stowaways», comisariada por Elke Krystufek.

Lugar: Centro Cultural Montehermoso (Gasteiz).

Fechas: Hasta el 2 y 30 de mayo, respectivamente.

Con «la suficiente falta de sentido para ser sincera»

Junto a la exposición de Juan Luis Moraza, el Centro Cultural Montehermoso inauguró ayer una nueva edición del ciclo Contraseñas; en concreto, la octava. En esta ocasión presentan una exposición comisariada por Elke Krystufek. Tal y como la artista ha comunicado, a través de una carta, ha seleccionado a una serie de artistas para hablar de lo «embarazoso, lo que se esconde y lo pasado de moda». La combinación, sin embargo, es flexible, no ha buscado algo definitivo ya que quiere «tener al público entretenido e introducirlo lentamente en algunos vídeos y que la selección tuviera la suficiente falta de sentido como para ser sincera».

En su muestra entran Uli Aigner, Andrea Bowers, Patty Chang, Annette Hollywood, Katarzyna Kozyra, Christina Lammer, Karl Leitgeb y Sand Murray Wassink. Las propuestas van desde el vídeo de una colonoscopia hasta una burla del artista hacia el comisario pasando por una cantante disfrazada de mujer gorda que cuestiona la importancia de la belleza. Una mezcla sin sentido en la que el visitante podrá intentar desconcertarse hasta el 30 de mayo por este pasaje oculto del arte contemporáneo.GARA

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