Dicen que poco antes de que lo asesinaran, alguien avisó a Julio César: «Cuídate de los idus de marzo». Efectivamente, en torno a esa fecha del calendario romano se sitúa el asesinato de Julio César, pero cuando se escribe historia es muy fácil dar marcha atrás al reloj (aunque sea de arena) y llenarlo todo de presagios y avisos.

Aralar ha elegido los idus de marzo de este año para su ultimátum en Nafarroa Bai. No sé si los de Aralar usan reloj de arena o el último grito en nanotecnología, pero me da que sienten que el tiempo corre en su contra. La izquierda abertzale se mueve, puede que, como dicen algunos, al modo de un elefante, pero saben en Aralar que una vez puesta en marcha no hay quien la pare. Por eso hay quien está pensando que es mejor salir corriendo ya, aunque sea a ninguna parte, para retrasar lo inevitable.

Aralar debe mucho a la Ley de Partidos. Recomiendo a quien lo dude que estudie, por ejemplo, los datos electorales de Leitza en los últimos años. Aralar necesita el abono de la criminalización de la izquierda abertzale. Sin esta ayudita, las cosas se le ponen muy complicadas. Y ahí es donde entra en escena Nafarroa Bai, coalición surgida desde la exclusión de la izquierda abertzale, la misma izquierda abertzale que fue tercera fuerza en Nafarroa durante muchos años y ha sido -para pasmo de tantos- tercera fuerza en las últimas elecciones europeas, mientras los partidos de Nafarroa Bai ni sabían ni contestaban.

Aralar quiere asegurar su futuro y pretende hacer ver que no necesita a nadie, pero su nerviosismo demuestra el miedo a quedar sin la cobertura de NaBai. Ha adoptado una postura arrogante, con formas prepotentes que han creado enfados y resquemores, pero su alarde suena desafinado. Crece la sospecha de un órdago a la desesperada, desde el miedo de que si no atan de pies y manos a los demás socios (sobre todo a Eusko Alkartasuna, claro está) podrían encontrarse con que dejara de haber mus.

Nafarroa Bai ha sido un intento político fallido. Ha logrado unos resultados espectaculares y ha sido capaz de crear grandes ilusiones, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un espejismo, incapaz de hacer algo verdaderamente transformador. Nos ha ofrecido, por otra parte, un espectáculo de desavenencias, puñaladas y juego muy poco elegante entre los partidos. La imagen de la coalición se ha ido deteriorando y han tenido que hacer grandes esfuerzos para ocultar su desunión y la falta de un proyecto político compartido. Se han ido perfilando sobre todo como una Unión Temporal de Partidos, que sirve para acumular cargos institucionales, pero que ni pretende ni logra dinamizar el panorama político navarro.

En tiempos, los adivinos vascones eran famosos entre los romanos. Eso era hace muchos años y no seré yo quien se atreva a vaticinar qué ocurrirá en estos idus de marzo. No sé si alguien está pensando en cometer «Nabaicidio» en alguna escalinata, pero no hay que tener el oído demasiado fino para escuchar el sonido de dagas, puñales, cuchillos y espadas de todo tipo. Ojalá, más allá, de las peleas, de todo esto saliera algo constructivo.