La cita es de Javier Solana y fue formulada en calidad de portavoz del Ejecutivo español en el contexto de las conversaciones de Argel, en 1987. Mucho ha llovido desde entonces y, desde el realismo y sin ánimo de crear falsas expectativas dado el contexto actual, el pronóstico parece certero. Así lo han confirmado recientemente tanto Felipe González como José María Aznar, que han reivindicado sus respectivas decisiones de entablar negociaciones con ETA cuando fueron presidentes del Gobierno español. También es cierto que ambos gobiernos negaron luego la dimensión de dicho diálogo político, y que entre proceso y proceso mantuvieron una postura de «inamovible» firmeza. Ahora cada cual reivindica su intento y así ataca al contrario. Mientras tanto el actual Gobierno español, por boca de Alfredo Pérez Rubalcaba, repite una y otra vez que «ETA tuvo tres oportunidades» y que no habrá más. Sus asesores parecen asegurarles que el mensaje tiene fuerza y puede calar. Pero el argumento es débil de raíz, infantil cabría decir ¿Qué es Rubalcaba, ministro de Interior de un gobierno europeo o un niño enrabietado? ¿Acaso considera la numerología como la ciencia por la que se guía la política? ¿Puede explicar por qué el número tres -ni el dos ni el siete- tiene ese efecto talismán? Son tiempos para la responsabilidad, no para la ineptitud disfrazada de brillantez.