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Los hermanos Roscubas concluyen una escultura de finales de los 70

El Artium de Gasteiz viaja a la transformación que vivió la escultura a finales de los 70 después de la Escuela Vasca. Pero lo hace en vivo y en directo. Vicente y Fernado Roscubas estarán durante estas dos semanas restaurando «Super Héroe Euskalduntzarra», una pieza que iniciaron en 1979 pero que dejaron sin acabar. Durante estos 30 años han buscado la oportunidad para poder concluirla; ahora la han encontrado en Artium y su nuevo programa Praxis.

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Itziar AMESTOY |

Nunca es demasiado tarde. Bajo esta máxima se han puesto manos a la obra los hermanos Vicente y Fernando Roscubas para acabar una pieza que comenzaron en 1979: «Super Héroe Euskalduntzarra». Pero, para añadir más peculiaridad al asunto, la reconstrucción y finalización de la misma se hará a la vista del público que quiera visitar el museo Artium de Gasteiz.

La historia de la pieza se remonta a finales de los 70, cuando los hermanos Roscubas se hallaban inmersos preparando una exposición que habría de celebrarse en el aula de cultura de la C.A.M. de Bilbo. «Habíamos proyectado mucha obra; fue llegando el día, y la parte de pintura la teníamos acabada pero parte de la exposición quedó sin terminar», relata Vicente en un descanso del trabajo de restauración. La obra en sí se expuso en esas fechas, a pesar de no estar acabada. Una vez que finalizó la muestra, la guardaron en la lonja, se sumergieron en otros proyectos y fue escondiéndose en el olvido. «Siempre hemos tenido en mente esta obra, siempre hemos querido acabarla; estábamos esperando a que surgiera una oportunidad», reconoce Vicente.

Fue así como propusieron a Artium restaurarla. Al centro-museo le encajó perfectamente en un nuevo programa que ha impulsado, Praxis. Se trata de una actividad paralela y complementaria a las exposiciones, «que surge como un laboratorio de experimentación que tienen que ver con la acción directa y el hábito Do It Yourself (Hágalo usted mismo)». La intención es regresar al espíritu autogestionario del movimiento punk de la década de los años 70. El público podrá además observar esa acción directa; de esta forma, consideran que la presencia del artista dominará sobre la obra ganando el primero protagonismo. «La idea nos ha gustado mucho, además completa nuestra experiencia, da más relevancia a la restauración», valora Fernando.

La recuperación se está llevando a cabo en un segmento de la Sala Sur. Durante quince días los visitantes serán testigos del proceso. Fernando explica que habitualmente ellos trabajan solos y que les es imposible hacerlo con gente alrededor porque hablan mucho entre los dos. Aun así, considera que la experiencia de Artium es diferente porque consiste en restaurar no en crear. «Además el público se quedará mirando, no preguntará, el problema sería que te empezaran a hablar», añadía Vicente.

Trabajo contextualizado

Mientras se alarguen los trabajos de restauración la obra en la que trabajan está expuesta junto a varias piezas que pertenecen a la colección del museo y que permiten acercarse a la época en la que nació. Algunos cuadros u otras esculturas como «Madame Bricolage» o «Patxi Urrutikoetxea» del año 1978 completan la sala. El visitante se transporta así a esa época en la que el arte de Euskal Herria vivía años de transformación y efervescencia cultural. Por un lado durante los años 60 y 70 la llamada Escuela Vasca, encabezada por Oteiza, Chillida o Basterretxea había trazado unas líneas qué fueron protagonistas durante años. Desde mediados de los 70, sin embargo, emerge otra nueva generación en busca de un cambio formal y de contenido. Aquí es donde junto a los hermanos Roscubas se sitúan Vicente Ameztoy, Andres Nagel o Ivan Zulueta. «Todos ellos hicieron aflorar un arte netamente irónico, provocador e irreverente» que cuestionaba tanto las creaciones anteriores como las referencias políticas.

Vicente Roscubas define este cambio: «Había una Escuela Vasca que era muy formalista, la de Oteiza y Chillida. Ante eso, queríamos plantear algo mucho más liviano, romper esos moldes». En este marco es donde se puede entender la escultura «Super Héroe Euskalduntzarra». Asimismo, explican que así como los escultores estaban más marcados por los referentes de Chillida y Oteiza, «los pintores tenían mucha más libertad».

Respecto a aquella época Vicente y Fernando recuerdan, con algo de nostalgia, la unión que existía entre los artistas. «Estábamos continuamente reunidos», resume Fernando, «ésa era la mayor diferencia respecto al panorama actual, donde todo está dinamitado». Cuentan cómo se juntaban constantemente aunque según aseguran no tenía un trasfondo político en su caso, «eran preocupaciones puramente estéticas». La pérdida de esta unión la atribuye Vicente al cambio de panorama. «En aquella época tampoco había mucha salida, lo que te hacía estar más unido».

En esa época y con ese panorama artístico es donde nació la serie de obras que retrataban con ingredientes como el poliester y la ironía, a deportistas, personajes vascos y supermanes. Dentro de ella es donde se enmarca la escultura de Artium, y las otras también expuestas. En el caso de la actual escultura se trata de una figura ecuestre, con un caballo y un jinete de rasgos deformes. Cuando la obra esté finalizada -para lo cual Vicente y Fernando intentarán mantenerse fieles a lo que hubieran hecho en 1979-, el jinete irá vestido con ropa de trabajo, abarcas, llevará una azada y un kaiku e irá sentado encima de una ikurriña. «Una gran mueca cómica en torno al vivo debate existente en la época sobre los derroteros del arte vasco».

Coherente con la época, Artium ha editado un folleto en formato fanzine que habla del programa Praxis, de la obra de los hermanos Roscubas y de la época a la que el trabajo expuesto remite.

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