
Munilla pretende imponer el silencio en la di�cesis para tejer su red de colaboradores
Jos� Ignacio Munilla pretende que la comunidad diocesana guipuzcoana guarde silencio y no exprese en p�blico lo que opina sobre la estructura que pretende tejer en los pr�ximos meses, combinando a cargos del episcopado de Juan Mar�a Uriarte con incondicionales de las tesis del prelado donostiarra. El obispo, que sabe de la influencia de los medios de comunicaci�n, desea tener las manos libres para acometer una profunda reestructuraci�n de la di�cesis.
Agust�n GOIKOETXEA |
Jos� Ignacio Munilla traz� un gui�n para un desembarco sosegado en Gipuzkoa, para lo que cont� con la colaboraci�n de su antecesor. Todo ha estado calculado al mil�metro: sus mensajes conciliadores al clero, una cuidada puesta en escena en su consagraci�n en el Buen Pastor o las entrevistas concedidas a decenas de medios de comunicaci�n, en la que no incluy� a GARA. Tan s�lo su incontiencia verbal le jug� una mala pasada al analizar �en clave teol�gica� la cat�strofe haitiana; el revuelo fue antol�gico.
En este cronograma era de gran importancia el encuentro que el 18 de enero le reuni� en Donostia con los arciprestes de la di�cesis. En esa cita, a la que asistieron 11 de los 14 arciprestes, Munilla trat� de buscar su complicidad para hacer m�s c�moda su labor de los pr�ximos seis meses: la implantaci�n de la nueva estructura organizativa de su episcopado.
La reuni�n fue muy tensa, tal y como confiesan fuentes de la comunidad diocesana, una vez que la mayor parte de quienes acudieron a la cita con el prelado hab�an rubricado el documento en el que expresaban su �disconformidad� con el nombramiento de Munilla Aguirre por parte de la Santa Sede. Lo que ha trascendido a la opini�n p�blica es una versi�n �edulcorada� del encuentro, donde el prelado combin� sus �artes de seducci�n� con el principio de autoridad que le otorga tener conciencia de que ha sido enviado a Gipuzkoa �por el Papa, con el apoyo total de la Conferencia Episcopal Espa�ola y de Dios�.
Adem�s, advirti� a los representantes de los presb�teros de que la actitud de los medios de comunicaci�n hacia su episcopado, los documentos en contra de su l�nea pastoral preconciliar, la resistencia de la mayor�a de la Iglesia guipuzcoana hacia �l y las dificultades que encontrar� en los pr�ximos meses en la aplicaci�n de su estrategia �son pruebas que superar� por su paz y la fortaleza que Dios le ha otorgado�. Estas reflexiones las plante� a los arciprestes para que, a continuaci�n, las trasmitiesen a los curas, consciente de que tiene que �minimizar� la desafecci�n de los sacerdotes hacia su obispo, para que �stos se conviertan en altavoces de su l�nea pastoral ultraconservadora en cada parroquia.
Jos� Ignacio Munilla tiene sus altavoces medi�ticos y considera, as� se lo hizo llegar a sus interlocutores, que �l y su equipo deben ser quienes administren la informaci�n a los medios de comunicaci�n que estime oportuno, ya que el resto son �un enemigo que conviene no alimentar�.
Al prelado guipuzcoano le preocupan las filtraciones y la repercusi�n que pueden tener sobre unos fieles que en su mayor�a le observan con desafecto a su persona y a sus ideas propias de otros tiempos.
En esta operaci�n, el obispo pretende, inicialmente, contar con la colaboraci�n de los arciprestes antes de nombrar a su vicario general, que cubrir� la vacante dejada por Patxi Azpitarte y F�lix Azurmendi. As�, les propuso que, previa consulta con los presb�teros, le planteen una terna de candidatos a ocupar este cargo de gran responsabilidad en la estructura de la di�cesis, aunque finalmente ser� �l quien lo designe. La estrategia es clara: Munilla pretende con este gui�o a los arciprestes conseguir un supuesto aval del clero guipuzcoano a los nombramientos de cuadros de su �rbita y a los objetivos para los cinco pr�ximos a�os; hasta junio mantendr� las directrices marcadas por Juan Mar�a Uriarte para el curso pastoral, al no tener otra opci�n.
Munilla quiere as� dar imagen de �continuidad�, mensaje que se contradice con otra idea que sali� de su boca: que los pr�ximos meses ser�n el tiempo de la estructura, dejando para m�s tarde todo lo que tiene que ver con la doctrina, las leyes,... Para este fin baraja la posibilidad de reunirse mensualmente con cada una de las catorce zonas eclesiales o arciprestazgos del herrialde para escucharles.
El obispo de Donostia ha pedido a los arciprestes que colaboren con �l a la hora de establecer la estructura organizativa de su episcopado. Les solicita su opini�n sobre candidatos, pero luego, como sucede casi siempre en la Iglesia, ser� �l quien designe al vicario general
Jos� Ignacio Munilla est� haciendo escuela tambi�n en Europa. El nuevo arzobispo de Malinas-Bruselas, Andr�-Mutien L�onard, que todav�a no ha tomado posesi�n, compara la anorexia con la homosexualidad. Algunos le llaman ya el �Munilla belga�
Dos personas de su m�s absoluta confianza, Tom�s Iraola y Miren Eguzki�e Atutxa, han sido los dos primeros nombramientos del episcopado de Jos� Ignacio Munilla en Donostia. Iraola, el nuevo secretario general de la di�cesis, es pieza fundamental en los primeros meses de organizaci�n de la Iglesia guipuzcoana que quiere Munilla hasta que se designe al nuevo vicario general.
Este laico, natural de Asteasu y vecino de Villabona, estudi� en el Seminario Mayor San Ildefonso de Toledo y fue compa�ero de estudios del prelado. Casado y padre de tres hijos, mantiene una gran sinton�a con Munilla en el modo de entender la Iglesia.
Iraola es euskaldun, al igual que la durangarra Miren Eguzki�e Atutxa, la secretaria personal del obispo, que ya se ocup� de esta responsabilidad en Palencia. Atutxa pertenece a la Fraternidad Reparadora Apost�lica en el Coraz�n de Cristo, un instituto femenino de derecho diocesano fundado por uno de los pilares del seminario toledano, cantera de la nueva hornada de obispos ultraconservadores espa�oles, el jesuita Luis Mar�a Mendizabal.
En breve se anuncia que se nombrar� al delegado para los j�venes cristianos guipuzcoanos, de los que el prelado espera que participen en una marcha hasta Madrid detr�s de una cruz. La iniciativa, impulsada en el Estado espa�ol por los sectores m�s integristas de su Iglesia, es una actividad m�s de las que se han planificado en torno a las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid 2011, de las que el obispo es codelegado por orden de Rouco Varela. A.G.