Las bambalinas del trágico fin de carrera de un travesti luso
El cineasta portugués João Pedro Rodrigues presentó en Zinegoak su tercer largometraje «Morrer como um homem» («Morir como un hombre»), una historia que se cuela en los camerinos de la trágica vida de un transexual travesti al final de su carrera.Ane ARRUTI | BILBO
Tônia ofrece su espectáculo de travestismo en un pequeño club de Lisboa. Deseosa de un cambio de sexo, éste nunca llegará a cumplirse y, finalmente, morirá como un hombre. Es la trágica historia de «Morrer como un homem», el tercer largometraje del luso João Pedro Rodrigues. El director de «O fantasma» y «Odete» ya estuvo en Bilbo en 2007 y, tras su paso por Cannes o Xixon, vuelve a Zinegoak porque «me gusta ir a lugares en los que conozco a la gente. En los festivales pequeños me siento mejor acogido y es más fácil llegar al público». Esta vez presenta su trabajo más femenino con un reparto curiosamente masculino, realizando un guiño a la comedia «The women», de George Cukor, de los años 30.
«Es la historia del final de la carrera de un transexual travesti. Pero no aparece nunca en el espectáculo. Es como si estuviera siempre en los camerinos», explicó a GARA el cineasta. «Me interesaba más la vida del personaje, la relación que tiene con su compañero que es mucho más joven... Quería hacer un retrato de una diva, pero sin el lado del espectáculo, mostrar la intimidad de una diva», añadió.
Para conocer de primera mano los sentimientos de estas personas, Rodrigues entrevistó a travestis de todas las edades. «Al principio yo no sabía muy bien cuál era la historia que quería contar. Entrevisté a travestis porque estaba buscando historias. La idea no era contar la historia de alguien. Muchas cosas me han inspirado para crear la historia que al final la película cuenta», explicó. Pero en ningún momento ha querido definir lo que supone ser travesti: «Las películas no deben dar definiciones. Yo no quiero que las personas que vayan a ver la película piensen que la transexualidad o el travestismo es así. Ésta es una historia particular de un personaje y es una ficción», aclaró.
«Yo quería hacer una tragedia y no todas las historias que he oído son trágicas. Las vivencias de los más jóvenes son muy felices. Siempre con dificultades como el largo proceso de los médicos por el cambio de sexo, los papeles..., pero, en general, son felices», añadió.
A Rodrigues le gusta trabajar con actores no profesionales, «me interesa encontrar la persona que pueda hacer el personaje que yo me he imaginado». En esta ocasión, el papel principal lo interpreta Fernando Santos, uno de los travestis más conocidos de Portugal que no es transexual y que ya ha cumplido los cincuenta años.