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Crónica | Tras el chupinazo de Atarrabia

Caballero se altera y Jiménez sale de rositas

La reunión matinal podía tener segundo asalto por la tarde, ya que el Parlamento analizaba lo ocurrido en el chupinazo de Atarrabia, donde el líder del PSN llamó «nazi» al alcalde de NaBai. La coalición prefirió obviarlo y buscar a UPN en un cuerpo a cuerpo que mostró los nervios del consejero de Interior, Javier Caballero, ante la posición de EA.

Ramon SOLA

Según el guión de la sesión, era Nafarroa Bai quien pedía explicaciones. Más concretamente, Maiorga Ramírez preguntaba al consejero de Interior por qué el alcalde de Atarrabia, Peio Gurbindo, fue citado a declarar por un informe de la Policía Foral relativo a «enaltecimiento del terrorismo» y si el Gobierno de UPN impulsó este procedimiento. Pero Javier Caballero pasó al ataque rápidamente. Y dejó claro que la perspectiva de nuevas alianzas «por la independencia», según el concepto que usó, le alarma mucho; desde luego, bastante más que el conflicto concreto de Atarrabia.

Caballero dio un montón de titulares en poco tiempo. Afirmó sentirse sorprendido por tener que acudir al Parlamento por este tema, ya que en su día tuvo otra comparecencia similar por otro chupinazo que también llevó a los tribunales a otro alcalde de NaBai: el de Berriozar. Éste último -Xabier Lasa- pertenecía a Aralar; el de Atarrabia -Peio Gurbindo-, a EA. «Lo que constato es que esta deriva contagia a otros socios de Nafarroa Bai», se quejó el consejero.

Acto seguido, replicó que quien debería dar explicaciones es EA «por las reuniones y las noticias preocupantes sobre compartir candidaturas». Añadió que ahora entiende por qué en el verano la izquierda abertzale pudo lanzar esos dos chupinazos festivos en dos localidades gobernadas por NaBai: «La perspectiva actual muestra que eso no fue algo fortuito». Y remachó todo ello con una frase que sonaba a amenaza: «Quien juega con fuego, se quema». Caballero todavía dejó un último titular cuando hizo ver a Ramírez, presidente de EA en Nafarroa, que «ustedes tienen riesgo de incubar el huevo de la serpiente y que ésta les devore».

Visto el camino abierto, la representante del PSN, Amanda Acedo, no quiso ser menos. Recordó a Maiorga Ramírez que en la reunión de la mañana «ya les hemos dicho que tienen que acabar con esa ambigüedad». En el chupinazo de Atarrabia, ante las cámaras de televisión, su líder, Roberto Jiménez, no tuvo reparo en comparar con los nazis a Gurbindo por no impedir que la izquierda abertzale abriera las fiestas. Pero NaBai optó ayer por no echárselo en cara y por ceñir toda su petición de explicaciones a UPN.

¿Espiado con SITEL?

Ramírez prefirió también no entrar a responder a los temores de Caballero, argumentando que no procedía ahora hablar de coaliciones electorales. Así que se centró en reprochar al Gobierno de UPN la actuación contra Gurbindo y, con ello, reveló un buen número de detalles esclarecedores del modo de actuar de la Policía Foral.

Ramírez preguntó a Caballero «si es habitual que la Policía Foral se disfrace para entregar una citación a un alcalde», «si dio usted instrucciones para que se negaran a entregar su informe y saber así las acusaciones» y «si es posible que ahora las comunicaciones telefónicas del alcalde puedan ser espiadas a través del sistema SITEL». Reveló además que, ante el juez, Peio Gurbindo fue preguntado sobre cosas tan «absurdas» como «los turnos de intervención en los plenos o las chocolatadas de la Apyma de la que forma parte».

Caballero despachó todas estas preguntas con desprecio, tildando de «películas» las afirmaciones de Ramírez y respaldan- do totalmente la actuación policial. Lo que a él le preocupa no es lo que ocurrió en Atarrabia un sábado de octubre, sino lo que podría estar cociéndose.

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