Ambas delegaciones, la de Nafarroa Bai y la del PSN, salieron ayer muy frías de la reunión mantenida en el Parlamento navarro y presentada como un primer paso para recomponer las relaciones de cara a los comicios de 2011. La sensación resulta comprensible teniendo en cuenta que el PSN no sólo frustró aquel intento de coalición de 2007, sino que dos años y medio después sigue dando cobertura total a UPN mientras castiga a NaBai con la ruptura de los pactos municipales.

Es probable que este tipo de reuniones se repitan en los próximos meses, pero lo que resulta seguro, a estas alturas, es que se trata de un experimento en vía muerta. El sueño de una noche de verano que resulta aún más irreal en febrero de 2010, cuando se ha pasado el tiempo sin articular dinámicas sociales que resultan imprescindibles para que el PSN efectivamente «dé la vuelta» algún día tras tres décadas de deriva. Afortunadamente, el momento actual deja abiertas otras posibilidades de cambio real que deben ser exploradas con imaginación. Y no hay más que leer la intervención del consejero de Interior, Javier Caballero, para entender cuál es el auténtico temor de la derecha navarra.