Al menos 25 personas murieron y un centenar resultaron heridas en dos atentados suicidas en Karachi, la principal ciudad del sur de Pakistán. Uno de ellos tenía como objetivo un autobús que transportaba chiíes y el otro, un hospital que recibía los heridos causados por el primero.

Un kamikaze precipitó su moto cargada con explosivos contra un autobús que transportaba personas que dirigían a la procesión de clausura del Muharram, el mes más sagrado del calendario chií, explicó Shahid Hasan, oficial de Policía.

Poco después del primer atentado, un segundo kamikaze en moto hizo estallar una bomba a la entrada de Urgencias del hospital Jinnah, indicó a France Presse Sa- gheer Ahmed, ministro de Sanidad de la provincia de Sindh, de la que Karachi es capital.

«Doce peregrinos murieron en la primera explosión y trece personas en la segunda. Más de cien personas resultaron heridas en las dos explosiones», declaró el ministro. «Quince personas gravemente heridas se encuentran entre la vida y la muerte», dijo.

Según un artificiero, Munir Ahmad Sheij, se desactivó una tercera bomba en las cercanías del hospital. «Se emplearon de quince a veinte kilos de explosivos en el primer atentado y unos diez más en el segundo».

Se trata de la segunda ola de atentados mortales contra la comunidad chií, minoritaria en Pakistán, en mes y medio en Karachi, la capital económica del país (16 millones de habitantes).

Los ataques contra los chiíes (20% de la población) son relativamente frecuentes en Pakistán, frecuentemente perpetrados por extremistas sunníes, la comunidad musulmana mayoritaria (cerca del 80%), y los talibán aliados de Al-Qaeda, que también son responsables de una vasta campaña de atentados que ha provocado cerca de 3.000 muertos en dos años y medio.

«Había venido a buscar a mi primo, herido en el primer atentado, y he escuchado una explosión ensordecedora y he visto camillas volando por los aires», relató Azam Alí, de 26 años. «La mayoría de los muertos y heridos del segundo atentado también eran chiíes», agregó.

El 28 de diciembre, un atentado reivindicado por los talibán provocó 43 muertos en Karachi.