«Mi película retrata una postura de resistencia total contra el mundo»
Director del documental «Le Plein Pays»
El francés Antoine Boutet es un todo en uno en el mundo del documental: produce, monta, escribe guiones, ha sido director de fotografía... Sus trabajos como director han ido encaminados hacia el cine experimental, como «Zone of initual dilution» (2006) o «Plus o moins» (2004). En breve se embarcará en un nuevo proyecto en China que llevará por título «Taming the Waters».
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El festival Punto de Vista arrancó ayer con un retrato de la locura. Antoine Boutet presentó una película desnuda, «Le Plein Pays», sin grandes movimientos de cámara ni banda sonora: tan sólo un ermitaño que desde hace treinta años excava y talla enormes piedras en un bosque. El protagonista, Massou, habla y canta continuamente en un lenguaje casi incomprensible. Utiliza para comunicarse un magnetófono en el que graba su propia voz y canciones de la radio. Sus extrañísimas esculturas están destinadas a quienes pueblen la tierra después de que el mundo acabe. Algo que, según él, ocurrirá dentro de seis años.
¿Cómo se decidió a contar esta historia? ¿Qué vio en el personaje de Massou?
En el año 2005, me encontraba en el sur de Francia, quería investigar el mundo rural. Allí escuché rumores sobre Massou e inmediatamente me entraron deseos de conocerlo, de vivir con él y compartir momentos y experiencias. Busqué que me aceptara como persona, antes incluso de plantearme rodar la película. Me di cuenta de que me podía enseñar muchas cosas y me interesaba su forma de hacer arte. Quería convivir con él, conocerle más allá de su patología. Después, incluso descubrí que teníamos cosas en común. Comencé a visitarle con frecuencia, mientras iba imaginando la película. A partir de 2007, la relación se estrechó e iba a verle una semana cada dos meses y comencé a grabarle.
En su película, huye de todo artificio. La cámara se queda fija en el trípode, no hay sonido... ¿No resulta frío?
El personaje es tan interesante y los encuentros tan fuertes e intensos que me pareció que alejarme era la mejor manera de explotar la potencia del momento. De esta forma, mi intervención resulta más humilde y modesta. Opto por retirarme para dejar que hablen las imágenes. No obstante, hay una progresión en cuanto a la cercanía y se refleja en el montaje de la película. El documental arranca con secuencias y planos más largos. Esto denota la distancia entre Massou y yo, pero conforme avanza el filme, nuestra relación se hace más cercana y personal, y las secuencias son más cortas. En las escenas grabadas debajo de la tierra en el túnel que ha excavado durante treinta años necesito estar cerca de él y tampoco lo he escondido.
Sin embargo, renuncia a preguntar directamente al personaje. En todo momento actúa como un espectador, sin interferir. ¿Por qué no abordarle de forma directa?
La intimidad del personaje se va desvelando durante la convivencia. Además, casi ha perdido el habla, farfullea para sí mismo. Su francés es muy difícil de comprender. Obviamente, en los brutos que grabé hay partes en las que él y yo hablamos, pero comprendí durante el montaje que su relación con el bosque y su entorno no puede abarcarse con palabras. No me parece tan importante su discurso como la vida cotidiana y el trabajo diario de Massou.
¿Fue difícil que aceptara que le grabase con una cámara?
Su historia es compromiso y resistencia. De no ser por esa terquedad, estaría internado en el siquiátrico. Su resistencia respecto al mundo en que vivimos es un asunto complejo. Su aislamiento es voluntario, pero se palpa su necesidad de hablar. En este sentido, él me utiliza a mí como transmisor de su mensaje.
Una de las obsesiones de este hombre es su odio hacia la maternidad. ¿Descubrió algún trauma que explique esa aversión irracional?
Realmente no pude abordarle sobre esa fobia. Él rehuye todo tipo de discusión. Resulta evidente que la maternidad constituye un tema fundamental en su pensamiento, pero no quiere exponer sus razones. Yo he respetado esa postura. Pienso que, quizá, culpa a la superpoblación de los males del mundo. Las mujeres que tienen niños, por tanto, son las responsables de los males de la humanidad. Estoy prácticamente seguro de que hay un trauma de la infancia detrás. En todos los meses en los que lo visité, nunca pude descubrir ese secreto y no me esforcé en invadir ese terreno.
¿Qué hay de aprovechable en la figura de este ermitaño?
La película plantea muchas preguntas, va más allá de un personaje pintoresco. La gente me preguntaba al principio si mi idea era grabar a un artista de la naturaleza. Nunca lo fue, ese aspecto no me interesa y quedó descartado desde el primer momento. Retratarle a él como persona resultó mucho más interesante. Estoy convencido de que abordar el Arte Bruto como tema principal hubiera sido un error de enfoque. Lo que quise expresar con mi película fue su radicalidad, una postura de resistencia total frente al mundo. Él se ha pronunciado claramente acerca de cómo quiere vivir y lleva treinta años dedicado a realizar las mismas tareas, su gran obra. Massou demuestra tener una concepción del tiempo completamente ajena a la nuestra. Su arte busca en cierto modo convertirse en legado, pero siempre lo hace en un contexto temporal propio. No busca que lo entiendan ni que lo aplaudan. Ésta es una declaración artística de intenciones muy profunda. Existe una concepción plena de lo que tiene que hacer, lo que le convierte en una persona muy segura y genera una enorme paradoja. Lleva treinta años haciendo lo mismo, absolutamente convencido, pero a la par es una persona increíblemente frágil.