Iñaki Lekuona I Periodista

Un porvenir iluminado

Todos los años, en todos los rincones del hexágono, se organizan los forum de los oficios, jornadas dirigidas a adolescentes que no tienen nada claro su porvenir. Así que, a estas reuniones, los estamentos militar y policial suelen acudir con los dientes largos para intentar convencer a los impúberes de que más allá de toda inteligencia hay un futuro laboral.

Pilotos, oficiales de marina o de infantería, policías, gendarmes, todos debidamente uniformados en sus stands, se enorgullecen de pertenecer a un grupo selecto de superhéroes de la patria. Y, claro, para atolondrar a los futuros reclutas muestran sus poderes, o séase, sus armas. Es admirable con qué pasión muestran maquetas de mirages con destructivos lanzacohetes, naves submarinas nucleares, bazucas antiaéreos, equipos antidisturbios o pistolas paralizantes de alto voltaje Taser. Ah, ¿que no habéis visto ninguna? Tranquilos chavales, que yo os enseño una, que para eso soy un gendarme guay.

¿Que cuántos voltios dispara? Ni idea oye, ya me lo dijeron en la academia pero los estudios no son lo mío. ¿Que Amnistía Internacional denuncia que 350 personas han muerto en el mundo por el uso de este arma? A ellos les daba yo una descarga de Taser en sus informes. ¿Que cómo se usa? Eso sí que os lo puedo contar, que soy un hacha con estos trastos… Se aprieta aquí y… ¡Huy, perdón, se me disparó!

Esto acaba de ocurrir en el Jura, cerca de los Alpes. Al gendarme lo mandaron a casa con una sanción disciplinar. Al chaval de 15 años alcanzado por el impacto eléctrico lo tuvieron que ingresar. Buscaba un porvenir y acabó fulminado por venir. A ver si ahora se le encienden las luces.