El Tour del Mediterráneo acabó con una etapa en la que sólo contó el ciclismo. Sabedora, quizá, de que el tradicional ascenso al Mont Faron es el mayor reclamo de la prueba, la climatología dio un pequeño respiro tras una semana dantesca y, aunque no faltaron los chaparrones, permitió que las fuerzas de los corredores fueran las encargadas de decidir la carrera.

Y estos respondieron. Alejandro Valverde y Alexandre Vinokourov habían partido de Carcassone como los grandes favoritos y ya desde esa primera jornada quisieron hacer buena la etiqueta metiéndose en el corte bueno del día. También dos días después, cuando incluso marcharon fugados con más de un minuto de ventaja sobre el pelotón. Y tampoco se escondieron ayer, cuando ambos protagonizaron su particular duelo en el ascenso decisivo. Se saldó del lado del murciano, que se apunta así su primer triunfo de la temporada, aunque la etapa se le resistió y, por ocho segundos, recayó en Francesco Masciarelli (Acqua&Sapone).

En una jornada menos problemática que las anteriores, una escapada de seis corredores marcó el ritmo en la primera parte de la jornada. El intento murió al pie del Mont Faron, donde los hombres fuertes de la carrera tomaron la responsabilidad. Encabezados por Alexandre Vinokourov, el primero en acelerar el ritmo. Aunque lo acabaría pagando, porque cuando Masciarelli demarró a tres kilómetros del alto, el kazajo había gastado ya demasiadas energías. Y mientras Vinokourov iba perdiendo comba, Valverde iba aumentando la cadencia. Fue suficiente para descolgar al de Astana, que acabó cediendo más de veinte segundos con el murciano en esos apenas 3.000 metros, pero no para Masciarelli que, con un puñado de segundos, levantaba los brazos bajo la pancarta de meta.