«La próxima vez será más tranquila»
Iñaki IRIONDO
Cabe suponer que la Casa Real española tendrá analistas suficientemente cualificados como para haber previsto todas las posibles reacciones del público -entre ellas, la más probable de pitada y abucheo- antes de anunciar su presencia en una final de Copa en Barakaldo ante casi 15.000 personas, la mayoría vascos y catalanes. No se puede ni imaginar que quien tome decisiones en este terreno haya interiorizado la propaganda unionista sobre el cambio social en la CAV hasta el punto de creersela él mismo. Una cosa es que el candidato del PSE acabara siendo lehendakari gracias al apoyo del PP, de la Ley de Partidos y de un sistema electoral nada proporcional, y otra muy distinta ignorar que el electorado sigue siendo mayoritariamente abertzale y republicano. Tampoco cabe pensar que la proverbial actitud lacaya de la mayoría de los políticos haya nublado tanto el juicio de los asesores del Borbón.
Cuando la Casa Real decidió que, nueve años después, Juan Carlos I entregaría en persona su Copa de baloncesto en el BEC sabía que lo iban a pitar y abuchear. De hecho, es la primera vez que los reyes de España se presentaban en Euskal Herria ante una concentración popular incontrolable, y lo hicieron con todas las consecuencias. Venían a apoyar a los suyos. Una cuestión de Estado. La estrategia es la del sirimiri, aunque al principio haya que tragar sapos. Lo explicó ayer con claridad el consorte de Patxi López, Antonio Basagoiti: «La próxima vez que venga el Rey habrá más tranquilidad».
Es la previsión del unionismo. Otra cosa, claro, será el juicio del pueblo soberano.