«Kirkuk todavía no ha visto un céntimo de sus enormes reservas de petróleo»
En vísperas de las próximas elecciones generales en Irak, Abdulrahman Fatah, gobernador de Kirkuk, desvela en una exclusiva entrevista para GARA las claves de la compleja situación de su región. Paradigma de las campañas de «arabización» llevadas a cabo por el régimen de Saddam, el futuro de Kirkuk pasa por un referéndum que parece demorarse «ad eternam», pero que constituye una de las claves para la pacificación del Irak post-Saddam.
Karlos ZURUTUZA |
El señor Fatah resulta ser una persona sorprendentemente accesible dadas la frágiles condiciones de seguridad de Kirkuk. Sufrió el último atentado hace tan sólo tres días: una bomba activada a escasos cien metros de donde nos encontramos, que perseguía acabar con la vida de este kurdo que asegura ser el primer dirigente local en la historia de Kirkuk. Casado con una turcomana con la que tiene dos hijos, Abdulrahman Mustafa Fatah (Kirkuk, 1951) comenzó su carrera de abogado en 1974 tras graduarse con honores por la Universidad de Bagdad. Pero fue en 2003 cuando su trayectoria profesional dio un vuelco radical tras ser elegido gobernador de la región por el Gobierno provisional, una posición que corroborarían las elecciones generales iraquíes en 2005.
Situada sobre una de las mayores reservas de crudo de Oriente Medio, Kirkuk es una volátil región que se disputan hoy kurdos, árabes y turcomanos. Fatah lleva 17 años trabajando desde un puesto que no parece nada fácil pero confía en que sean los propios ciudadanos de Kirkuk los que decidan su futuro en una consulta popular, un ansiado referéndum que se lleva aplazando desde 2007.
La entrevista no empieza hasta que se ha servido el té. El señor Fatah medita cada pregunta antes de responder de forma serena y pausada, aparentemente ajeno a la presión de saberse el objetivo principal de la insurgencia en este volátil rincón de Oriente Medio.
Dicen que es usted el objetivo número uno de la insurgencia en la región. ¿Cómo se trabaja en estas condiciones?
Sufrí el último atentado hace tres días pero he evitado decenas de intentos con IED (bombas de carretera) o coches suicidas cambiando mi itinerario diario al trabajo. Gracias a las fuertes medidas de seguridad sólo he sufrido cuatro atentados directos desde que estoy en mi puesto. El pueblo ha depositado su confianza en mí así que, a pesar de las dificultades, intento responder en la medida de lo posible a las responsabilidades de mi puesto. En cualquier caso, la presión no es sólo para mi sino para todos los ciudadanos de Kirkuk.
Muchos de sus detractores cuestionan la legitimidad de su nombramiento en 2003, poco después de la entrada de las tropas de la Coalición en Irak. ¿En qué circunstancias fue usted elegido?
Hasta el día en que me eligieron como gobernador de Kirkuk yo no era más que un abogado que gozaba de cierta reputación en la región, nunca antes me había dedicado a la política. En mayo de 2003, 40 días después del proceso de liberación de Irak, no se daban las condiciones para celebrar unas elecciones por lo que la CPA (Autoridad Provisional de la Coalición) creó un comité de 300 personas conocidas y representativas de todo el abanico étnico y social de Kirkuk. Este comité escogió a otras 30 personas que serían las encargadas de decidir quién sería el nuevo gobernador de Kirkuk. Fui elegido por 20 de los 30 votos. Pero ya en las elecciones generales de 2005, los primeros comicios tras la liberación, me presenté como cabeza de lista de la Hermandad de Kirkuk y salí reelegido.
Usted es kurdo pero ha encabezado siempre una lista independiente. ¿Qué relación tiene con el PDK y el PUK, los partidos kurdos mayoritarios?
La misma que con cualquier otro grupo político de Kirkuk. Soy un candidato independiente y represento por igual a todas las comunidades de Kirkuk, sean kurdos, árabes, turcomanos o cristianos. No tengo mayor relación con las listas kurdas que con las no kurdas.
¿Prevé usted un incremento de la violencia en vísperas de las elecciones del 7 de marzo?
Los intentos de los terroristas por causar problemas en todo el país son conocidos por todos y está claro que Kirkuk tiene unas características que hacen que la violencia sea mayor que en muchas otras provincias. No obstante, no debemos olvidar que las pasadas elecciones de 2005 y el referéndum sobre la Constitución se desarrollaron con casi total normalidad. No obstante, de cara a las elecciones del 7 de marzo hemos creado unas unidades conjuntas de policía y ejército iraquí junto con peshmergas (soldados kurdos) que actuaran bajo el mando de un oficial estadounidense.
Ya que lo menciona, ¿cuál es hoy la presencia americana en Kirkuk?
Existe un acuerdo entre Washington y Bagdad por el cual el ejército americano ha de replegarse a sus cuarteles. Si bien es cierto que contamos con su ayuda en lo concerniente a la seguridad, las tropas de la Coalición no interfieren en nuestra administración. Podemos decir que hoy trabajan a distancia pero siempre en coordinación con nuestras propias fuerzas de seguridad.
Sin embargo, se han producido episodios de civiles muertos a manos de soldados americanos por presuntos malentendidos, ¿no es así?
La convivencia con las tropas de la Coalición necesitó de un tiempo hasta que la ciudadanía se familiarizó con los nuevos protocolos de seguridad. Afortunadamente hablamos de casos aislados que no se han repetido en los últimos años.
¿Contribuirá el deseado referéndum sobre el estatus de Kirkuk a una mejora de la seguridad en la zona?
La implementación integral del Artículo 140 es, hoy por hoy, nuestra máxima prioridad. En el pasado se cometieron todo tipo de irregularidades en Kirkuk: se trajo gente de otras regiones, se seccionaron partes de la ciudad...en definitiva, se alteraron de forma radical tanto la fisonomía como la demografía de la región. El Artículo 140 de la Constitución Iraquí determina que el futuro de Kirkuk ha de decidirse a través de una consulta popular. Para la celebración de dicho referéndum, siempre según el Artículo 140, ha de producirse una inversión de las campañas de «arabización», a la que seguirá un censo sobre el que plantear la consulta.
Desde ciertos sectores se apunta a que dicha «inversión de la campaña de arabización» no es más que una «kurdificación» encubierta de Kirkuk, e incluso se asegura que se están estableciendo en la ciudad kurdos llegados desde Irán y Siria. ¿Qué opinión le merecen dichas afirmaciones?
Existe una comisión para la implementación del artículo 140 pero, desafortunadamente, no se están dando los pasos marcados en la agenda. Hoy estamos trabajando en la primera fase que consiste en ofrecer a desplazados y reubicados la oportunidad de volver a sus lugares de origen. Existe un comité que se encarga de compensar a aquellas familias árabes que deseen volver a su región con 20 millones de dinares iraquíes (unos 12.000 euros). Asimismo, a los desplazados kurdos de Kirkuk se les ofrece 10 millones de dinares y un terreno para construir una casa. Subrayo que, en este último caso, hablamos únicamente de aquellas familias que se vieron forzadas a abandonar la ciudad, nunca de kurdos de otras regiones. Lamentablemente, se trata de un proceso que se ve ralentizado por las dificultades burocráticas que implican el hecho de transferir el permiso de residencia de una región a otra. En cuanto al censo, lo intentamos llevar a cabo el año pasado pero hemos tenido que posponerlo hasta octubre de 2010.
¿Cuál es, en su opinión, la elección idónea en un referéndum para la región que gobierna desde hace 17 años?
Sin duda, aquella que elija la ciudadanía de Kirkuk. Lo que está claro es que es el propio pueblo de Kirkuk ha de ser el encargado de decidir si se integra en la región kurda, si se convierte en una región federal independiente o si, como hasta ahora, sigue bajo la administración de Bagdad. Por el momento, esperamos que la implementación del Artículo 140 nos devuelva todos los territorios que nos quitaron en el pasado.
Kirkuk tiene unas reservas energéticas equiparables a las de un emirato árabe pero sus calles recuerdan a las de una capital de provincias subsahariana, ¿por qué?
Es cierto. El nombre de Kirkuk viene siempre asociado a una enorme riqueza pero lo cierto es que los kirkukíes seguimos sin ver un solo céntimo de nuestras enormes reservas de petróleo. Y no es el crudo nuestro único tesoro; la región es rica en muchos otros minerales, agua, y goza también de un gran potencial agrícola. Pero son las políticas de regímenes pasados, sobre todo el del partido Baath en el poder durante 35 años, las culpables del actual estado de deterioro de Kirkuk. Tanto la ciudad como muchas de las aldeas colindantes fueron físicamente borradas del mapa durante las campañas genocidas del Anfal, en las que se llegaron a usar hasta armas químicas contra nuestro pueblo. No quedaron calles, ni puentes, ni universidades, ni parques... y todavía seguimos desenterrando cadáveres de las fosas comunes. Nunca hubo un deseo real de desarrollar esta ciudad, de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Piense usted que soy el primer gobernador originario de Kirkuk en la historia de la ciudad, nunca hubo ninguno antes. Los cambios se van produciendo pero se trata de un proceso muy lento. Se tardan dos horas en destruir una casa pero se necesitan muchísimas más para reconstruirla.
¿Cuál es su propuesta más inmediata en este sentido?
Por el momento, la mayor parte de nuestro presupuesto procede de la Administración central de Bagdad y el resto llega desde la Región Autónoma Kurda. Existen miles de proyectos en marcha que han mejorado ostensiblemente nuestra calidad de vida desde 2003 pero todavía se nos sigue negando lo que nos pertenece. En junio del año pasado mandé una carta al Primer Ministro pidiéndole que apoyara una ley que destine 30 céntimos de cada barril de crudo de Kirkuk a sus ciudadanos. Tras insistir al Gobierno central sobre este aspecto en multitud de ocasiones, el borrador de mi propuesta se va a discutir en breve en el Parlamento de Bagdad.
«Represento por igual a todas las comunidades de Kirkuk, sean kurdos, árabes, turcomanos o cristianos»
«He pedido a Bagdad una ley que destine 30 céntimos de cada barril de crudo de Kirkuk para sus vecinos»
«El propio pueblo de Kirkuk ha de ser el encargado de decidir si se integra en la región kurda, si se convierte en una región federal diferente o si, como hasta ahora, sigue bajo el control de Bagdad»
«Se tardan dos horas en destruir una casa pero se necesitan muchas más para terminar de reconstruirla»