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Apuntan a la urbanización sin control como origen de la catástrofe en Madeira

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Ecologistas y expertos apuntaban ayer al modelo de urbanización llevado a cabo durante los últimos treinta años en la costa de Madeira, sin tener en cuenta el medio ambiente ni las normas de seguridad, como el origen de la catástrofe que este fin de semana devastó la paradisíaca isla. Mientras, se suceden las evacuaciones por temor a nuevos derrumbes y se teme que el balance, todavía provisional, de 42 muertos aumente ante el temor de que puedan encontrarse nuevas víctimas bajo los escombros o ahogadas en sus vehículos.

«Lo que ha pasado en Madeira es el ejemplo de lo que una mala planificación urbana puede conllevar», afirmó Ricardo Ribeiro, presidente de la Asociación Portuguesa de Técnicos de Protección Civil. Para este experto, «la construcción de viviendas en zonas inundables» y «el sellado de los suelos» para el encofrado, en particular en la costa sur de la isla, la región más afectada, explican, en parte, los graves daños.

«Las fuertes e intensas lluvias no son el único factor que explica estas catastróficas consecuencias», afirmó a AFP el ecologista Helder Spinola, responsable de la asociación Quercus Madeira.

Errores de planificación

«La situación se ha agravado por los errores cometidos en materia de planificación del territorio, especialmente en el sur», donde se concentra la gran mayoría de los 250.000 habitantes de la isla, señaló.

Madeira ha experimentado en los últimos años una modernización espectacular gracias a una política de grandes proyectos, financiados en gran parte por las ayudas de la UE a las regiones ultraperiféricas más pobres.

Su capital, Funchal, construida en una ladera, tiene más de 100.000 habitantes y se ha convertido en un destino muy popular para los turistas del norte de Europa, que aprecian sus infraestructuras ultramodernas y sus hoteles de lujo frente al mar.

Durante muchos años, los ecologistas han advertido contra la excesiva urbanización y la «política del hormigón» impulsada por el presidente del Gobierno regional, Alberto Joao Jardim, en el poder desde 1978.

Según Spinola, la política de construcción masiva muy cerca de los cursos de agua ha provocado «un sellado de los suelos con asfalto y hormigón que impiden el flujo normal de los principales ríos que cruzan la isla».

Y las lluvias torrenciales «han convertido estos ríos en auténticas armas, que se han llevado por delante puentes y edificios», agrega Francisco Louça, líder del Bloco de Esquerda. Joao Carlos Silva, diputado regional socialdemócrata, también culpó a la «urbanización caótica».

Las autoridades califican de «ridícula» la polémica y achacan al «clima extremo» lo sucedido.

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