La reunión de legisladores sobre la reforma sanitaria convocada por el presidente de EEUU, Barack Obama, concluyó sin que se aproximaran posturas y con una declaración del mandatario de que seguirá adelante con su propuesta sin la oposición republicana si fuera necesario.

«No podemos debatir durante un año más este asunto», indicó Obama al concluir la cumbre sanitaria con cerca de cuarenta parlamentarios demócratas y republicanos, a los que había invitado para discutir el proyecto.

La reunión fracasó en su objetivo de acercar posiciones. Obama dijo haber notado durante el encuentro algunos puntos de convergencia con la oposición, en particular en aspectos de la reforma como el referido a los errores médicos, al mercado de los seguros y al costo de la salud. Sin embargo, reconoció que existen posiciones «filosóficas» muy alejadas entre ambos campos.

También pareció indicar que estaba dispuesto a recurrir a una táctica legislativa controvertida conocida como «concertación», que permitiría adoptar una reforma de la salud pese a la capacidad de bloqueo de la minoría republicana de en el Senado.

«¿Hay suficiente esfuerzo para que en un mes, en pocas semanas, en seis semanas, podamos efectivamente llegar a algo?», preguntó a sus oponentes. «Si no lo logramos, entonces pienso que va a ser necesario avanzar y tomar ciertas decisiones, y es para eso para lo que sirven las elecciones», agregó, y afirmó que «la mayoría de estadounidenses piensa que un voto de la mayoría (simple) es coherente».

Los republicanos dijeron sentirse desilusionados por el desarrollo del encuentro y auguraron que el proyecto de Obama no logrará ni un solo apoyo republicano si se mantiene en los términos actuales, y volvieron a reclamar que se comience la negociación desde cero.