Escenas de sexo en directo suceden a la obra de Gustav Klimt en Viena
GARA | VIENA
El provocador artista suizo Christoph Büche ha retomado las entonces escándalosas obras pictóricas de Gustav Klimt, -autor entre otros trabajos de «El Beso- instalando para ello un centro erótico en el histórico museo de Secesión. El espectáculo, llamado Swingerklub, muestra las llamadas «curvas orgánicas y sinuosas» de carne y hueso que caracterizaron el «art nouveau» de entonces en artes gráficas, arquitectura, y diseño de muebles y joyas.
En Swingerklub las curvas humanas son al desnudo o semidesnudo. Son los propios visitantes, más algunos actores contratados, quienes se encargan de posar y pasearse por el sótano de la Secesión, adaptado con el fin de dar gozo y placer visual y físico al público por una entrada de hasta 42 euros. Por este precio, tanto parejas como clientes individuales disponen desde un salón sadomasoquista, sauna, duchas, proyecciones de películas eróticas en la paredes de habitaciones con colchones pensados para juegos eróticos hasta la barra fija de «strip-tease», así como cuartos oscuros para dar rienda suelta a la fantasía, además de una pista de baile.
Reacciones
El espectáculo ha levantado todo tipo de reacciones, y varios grupos políticos, como los partidos conservadores del Partido Popular Austríaco (ÖVP), socio de los socialistas en la coalición de Gobierno y del ultraconservador Partido Liberal Democrático han pedido el cese inmediato de la obra de Büche.
También Gabi Högler, gerente del club, se ha mostrado sorprendida del éxito y del barullo generados por las actos eróticos desarrollados en un templo consagrado hasta ahora a un arte más tradicional, pero que en sus albores también hizo furor entre los vieneses más transgresores, y asegura que fue todo un reto fusionar el arte y el museo. De lo que Hölger no tiene duda es que se ha logrado un interés no visto en décadas en la Secesión.