Juanjo Basterra Periodista
La avaricia y la usura ilimitada de nuestros empresarios
Estos días atrás nos hemos encontrado con que los empresarios vascos han reclamado a las administraciones públicas que recorten los esfuerzos en materia de protección social como una manera de reducir el gasto y evitar el endeudamiento. La verdad es que todo lo que se proponen lo consiguen de la Administración. Eso, sin duda, es malo para la clase trabajadora, que se ve en paro, con escasas prestaciones y poco futuro para encontrar un empleo estable.
Los empresarios no cesan en su desmedida usura y avaricia. Han pactado para los próximos años la moderación salarial. Están consiguiendo que los despidos sean más baratos y que las fórmulas de contratación que aplican sean más precarias para, precisamente, no tener que recurrir a los despidos pagados. También se han convertido en activos impulsores de que se alargue la edad de jubilación hasta los 67 años o más.
Todo, en contra de los trabajadores o de los futuros trabajadores. Está claro que los empresarios están envalentonados y la razón se encuentra en la debilidad y la connivencia de los políticos que gobiernan en las administraciones. Están del lado de la élite económica, porque es más cómodo ser sumiso con los poderosos, en vez de hacer frente a estas insaciables pretensiones.
Para que no haya dudas, cuando los empresarios piden menos gasto en protección social es porque han pensado, una vez más, que también nos pueden meter mano a la cartera de todos y, de esa manera, elevar sus beneficios económicos, que no son pocos. Las compañías más importantes de la bolsa española lograron el año pasado unos beneficios conjuntos de 41.097 millones. En plena crisis. Supuso una caída del 22% con respecto a 2008, pero es un 167% más que en 2001, que obtuvieron 15.387 millones. En conclusión: si tan mal está la economía, estos «amasafortunas» logran en plena crisis multiplicar por 2,6 veces los beneficios de hace tan sólo nueve años.
Si la Administración pública actuase en la defensa de la población, impondría una presión fiscal mayor para quienes están sacando ganancias de la crisis económica. Pero no lo hace. Ya está bien, es hora de actuar.