Vuelta de vacío de El Molinón cuando los puntos ya se tocaban
Estaban en el bolsillo y se esfumaron
No habrá muchos partidos en los que los rojillos acumulen tantos merecimientos para ganar, pero entre el minuto 70 y 80 no supieron contrarrestar la fe sportinguista en el triunfo. El espectáculo estuvo asegurado en El Molinón, con goles y sendas remontadas.
SPORTING 3
OSASUNA 2
Natxo MATXIN
Definitivamente el fútbol es injusto. A diferencia del boxeo, aquí no se gana a los puntos y, por regla general, basta un fallo, despiste o golpe de mala suerte para echar por tierra un sinfín de méritos y trabajo durante el resto del partido. Eso le ocurrió a Osasuna. No supo digerir la entrada en el campo de Kike Mateo, que revolucionó el choque, y un lapsus de diez minutos -entre el 70 y 80- provocó que regresara de vacío de El Molinón..
Hasta la llegada de ese fatídico tramo del encuentro, la gran mayoría de los aficionados rojillos ya se estaban frotando las manos con los 33 puntos que veían en su casillero. Pocas veces la escuadra navarra jugará con tanto sentido y equilibrio como ayer, dominando claramente al rival, remontando un 1-0 que estaba siendo inmerecido y llegando con muchísima claridad al marco contrario.
Por desgracia, la imagen no fue suficiente, pero si los de Camacho se siguen desenvolviendo de la misma manera en las próximas cuatro exigentes jornadas la permanencia está más que asegurada. Hasta ocho jugadas de peligro por parte navarra se computaron en los primeros cuarenta y cinco minutos, claro signo de por donde iban los derroteros del choque.
Nekounam y un sorprendente en positivo Vadocz eran los dueños y señores de la medular, Juanfran y Camuñas abrían el campo y servían con peligro, bien secundados por Azpilicueta y Monreal, mientras Sergio y Miguel Flaño no permitían concesiones ofensivas al rival. Todo discurría por los parámetros ideales: seguridad defensiva, dominio del balón... sólo faltaba más claridad en los metros finales, pero ese es un mal endémico de los conjuntos pequeños y al que sólo se puede hacer frente con una buena chequera.
Puestos a pedir, Osasuna estaba hasta fuerte mentalmente. Ni siquiera el fogonazo de De las Cuevas que supuso el 1-0 trastocó la idea inicial con la que los rojillos habían saltado al césped del estadio asturiano. Siguieron a lo suyo e hicieron lo más difícil, remontar, además con todo merecimiento.
Tras el empate de penalti, el zapatazo de Vadocz, desviado en su trayectoria por Lola y despistando a Juan Pablo, confirmaba la dinámica, abrigaba serias esperanza de llevarse los tres puntos y atenazaba a los anfitriones. Todo iba a pedir de boca y parecía imposible que la escuadra encarnada no pudiese, al menos, puntuar en esta ocasión.
Tampoco los de Camacho, al verse por delante en el electrónico, cayeron en la repetida trampa de replegarse más metros de los debidos. Todo lo contrario, siguieron plantados en sus posiciones iniciales sin permitir alegrías al Sporting y con la vista puesta en anotar el tercero, que cerrara el choque.
Pero salió Kike Mateo...
Ni siquiera los primeros movimientos a la desesperada de Manolo Preciado para corregir su impotencia en la medular y en ataque -Matabuena y Barral- hicieron mella en la consistencia visitante. La mareona no dejaba de animar, pero su equipo era incapaz de traspasar la coraza roja, más impenetrable que nunca. Sin embargo, el técnico cántabro acertó de lleno en su tercer cambio.
Kike Mateo saltó al césped como último cartucho y acabó vitoreado a lo Messi. Eso sí, en el empate contó con la colaboración de un Miguel Flaño que se puso a regatear muy alejado de su zona de influencia y acabó perdiendo el cuero. También es cierto que algún otro compañero podría haber contrarrestado el fallo, pero la pelota acabó en las redes de Ricardo.
Y volvió a reeditarse la película que tantas veces hemos visto. Un equipo casi muerto resucita con el gol y el que estaba a punto de darle el pasaporte termina hincando la rodilla. Incluso podría achacársele a Camacho que su once necesitaba refrigerarse, pero eso sería una crítica fácil, pues los suyos lo estaban haciendo muy bien hasta entonces. La fe sportinguista en el triunfo pasó por encima del buen fútbol navarro y los puntos se esfumaron como humo.
La derrota del Valladolid frente al Mallorca (1-2) posibilita que la distancia con respecto al descenso -diez puntos- siga siendo considerable. Por otro lado, la plantilla osasunista guardará dos jornadas de descanso y regresará a los entrenamientos el miércoles a las 11.00.
Resulta difícil explicar una derrota cuando se juega a gran nivel y la fortuna resulta esquiva, pero en esta ocasión no cabían los reproches. «El fútbol suele ser ingrato en algunas ocasiones, pero la lectura que se debe sacar es que jugando así será difícil perder otro encuentro y sí conseguir muchas más victorias», apuntó José Antonio Camacho.
«El equipo ha tenido mucho sentido y equilibrio, se ha llegado a una banda y otra, ha dado la cara y el Sporting no ha sido superior a nosotros en ninguna línea, quizás lo único es que no hemos sabido terminar el partido, pero para nada hubiera extrañado haber acabado con un 1-3», añadió.
Sin embargo, se volvió de vacío y lo mejor es mirar hacia adelante. «Lo importante es que ahora los jugadores se lo crean -en lo referente al juego desplegado en el campo asturiano- y que intentamos puntuar allá a donde vamos, como lo hicimos después del 3-2, que procuramos por lo menos empatar y tuvimos una ocasión para hacerlo», explicó el de Cieza, para quien el momento clave -el empate a dos- fue «una jugada puntual en la que podíamos haber despejado».
Muy sincero como siempre, Manolo Preciado, preparador del Sporting, admitió que su equipo había tenido «algo de fortuna» en un partido «muy complicado» ante un «magnífico» rival «que siempre pone muchos problemas». «Hubo momentos en los que parecía más cerca el 1-3 que el empate, pero el fútbol tiene estas cosas», reconoció.
A su juicio, «el público volvió a ser decisivo, en cualquier otro campo este partido no se hubiese ganado, pero aquí nos insufló el aire necesario para remontar, si bien el equipo nunca perdió la fe en la victoria».
GARA
Lola Smiljanic fue operado de una hernia inguinal esta pasada noche, la cual se la produjo durante el transcurso del choque contra Osasuna. El futbolista serbio se vio obligado a pedir el cambio en el minuto 51 tras sufrir unas molestias y fue sustituido por Matabuena.
No resulta fácil de explicar que los de Camacho jugaron bien en defensa después de encajar tres goles, pero así fue. Es la segunda ocasión en la presente temporada en la que Osasuna recibe ese número de dianas en un partido, la anterior fue ante el Valencia en El Sadar.
Habrá que esperar a mejor ocasión para darle la vuelta a la desfavorable estadística que acumula Osasuna cada vez que rinde visita a El Molinón. De las 19 ocasiones en las que ha jugado en el estadio gijonés, los rojillos sólo han ganado en tres y en otras tantas empatar.