En marzo de 2008, tras los malos resultados de las elecciones a Cortes españolas y a un año de unas autonómicas decisivas, Iñigo Urkullu presentó el plan «Euskadi 2020» y lo definió como «un nuevo contrato renovado con esta sociedad». En realidad no era tan nuevo, porque cuando accedió a la presidencia del EBB ya anunció un «Plan Euzkadi 2025» que era exactamente el mismo. Aquello dio lugar a una iniciativa de movilización interna, visitas y análisis que culminó en el «Think Gaur Euskadi 2020», que sirvió de base del programa electoral del PNV para el 1-M.

Uno de lo ejes del «Think Gaur» fue el concepto de concierto político, del que Iñigo Urkullu comenzó a hablar en octubre de 2008 y que proponía la traslación del modelo del Concierto Económico a la política. Esto suponía ahondar en el autogobierno y la capacidad competencial en base a «un sistema de garantías bilateral entre Euskadi y el Estado». Ahora, a esos mismos conceptos el PNV le ha puesto un nombre nuevo: Iniciativa «Ados!». Y como con el «Think Gaur», de nuevo un año antes de otras elecciones -en esta ocasión municipales y forales-, anuncian la apertura de un «diálogo social» y «un proceso de participación con la sociedad vasca».

Buscando hueco

El PNV convocó ayer a su militancia a uno de los pabellones del BEC para homenajear a los cargos públicos que en «30 años de democracia» han trabajado en las instituciones municipales, forales y autonómicas, y para «en esta situación de crisis política y económica, presentar una nueva iniciativa para Euskadi. Una propuesta que busca nuevamente el acuerdo. La iniciativa `Ados!', `Acuerdo'», según explicó Iñigo Urkullu.

La situación actual es que hace un año el «polo constitucionalista» llegó «por razones de estado» a Lakua y «frenó» el impulso político que el PNV venía «llevando a cabo institucionalmente». Y desde entonces: «No hay proyecto. No hay confianza. No hay seguridad. No hay rumbo. No hay empleo. No hay crecimiento. No hay avance. No hay nada. Sólo símbolos de una normalidad constitucional inconsistente».

Entre tanto, es evidente que en Euskal Herria se va gestando un intento de unificar al independentismo desde una posición a la izquierda del PNV. Urkullu no habló ayer de este movimiento. Sólo se dirigió «a quienes encabezaban la liberación nacional, destruyendo vidas, proyectos personales y familiares, extorsionando el progreso y dinamitando el desarrollo» para decirles que «no tienen más crédito disponible». Les exigió «su reconversión desde sus propios recursos. Cierren toda actividad delictiva, achatarren sus pasivos, prejubilen a los no recuperables e incorpórense a la actividad política respetando las reglas de juego. No hay más mus. A partir de ahí, todo un mundo por explorar».

Y entre esos dos polos, el unionista -que tiene la mayoría de escaños en el Parlamento de Gasteiz y que desprecia todo lo que se refiera a cambio de marco o profundización del autogobierno- y el independentista, el PNV busca su hueco en base a la reforma del Estatuto de la CAV.

Iñigo Urkullu dejó claro que «no renegamos del estatus de autogobierno conseguido», pero la aspiración es «seguir creciendo institucionalmente» para dar respuesta a las pensiones, garantizar «nuestro sistema financiero» y «defender los intereses de nuestras empresas».

Para la próxima legislatura

Como recogía la propuesta de concierto político, lo que el PNV pretende es «la reforma del marco estatutario en la profundización del autogobierno en base a un sistema bilateral de garantías que permita una estabilidad institucional del marco de relación pactado e impida una restricción unilateral del nivel de autogobierno».

Desde la base del «respeto a los derechos humanos y el rechazo a la violencia», desde «el reconocimiento de la pluralidad y diversidad que caracteriza al pueblo vasco», el PNV busca un acuerdo para alcanzar «el crecimiento institucional y competencial ligado al desarrollo económico y al bienestar. El reconocimiento de la identidad nacional del pueblo vasco y su ejercicio en una sociedad vasca plural. La articulación institucional del pueblo vasco y la profundización y avance en el autogobierno, mediante el reconocimiento y respeto a la capacidad de decidir, derecho a decidir, y la territorialidad basada en la libre adhesión. El sistema de pacto con el Estado y los mecanismos de garantía sobre lo acordado. Y la proyección internacional de Euskadi».

El PNV asume la responsabilidad de presentar esta iniciativa dirigida a la sociedad y asegura no tener problema en llevar los resultados para su desarrollo «al foro pertinente para el debate político en la búsqueda de un Acuerdo Nacional-Ados». Y añade que están abiertos «a una moderación-coordinación externa» que, «con método propio», fije unos mínimos para un acuerdo parlamentario en la próxima legislatura.