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Empate en el Sánchez Pizjuán

Sabroso, aunque no del todo

El Athletic sumó un punto inclasificable ante el Sevilla. Los rojiblancos sufrieron en un primer tiempo de clara superioridad local, pero su reacción tras el descanso y la expulsión de Romaric les ofreció la posibilidad de acabar con su mala racha en el campo hispalense.

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SEVILLA 0

ATHLETIC 0

Amaia U. LASAGABASTER

El Athletic regresó de Sevilla con un empate inclasificable. Bueno, como cualquier punto sumado a domicilio en general y en el Pizjuán en particular; e igualmente positivo por la superioridad de los locales durante buena parte del encuentro. Pero no tanto, teniendo en cuenta que el Sevilla se quedó con diez hombres nada más arrancar el segundo tiempo.

El empate, al menos, puede servir para dar por cumplida la primera misión con la que llegaron los rojiblancos a Sevilla, olvidar el batacazo europeo para centrarse en un último tramo liguero que quieren convertir en un nuevo pasaporte al continente. Por el punto en sí, que mantiene muy vivo al Athletic en la pelea por la sexta plaza -la derrota del Deportivo reduce a un punto la ventaja de los gallegos y el Mallorca, pese a su victoria, sigue a tiro de tres-, pero también por la manera en que se consiguió. Al menos tras el descanso, que fue cuando el Athletic hizo realmente acto de presencia sobre el césped del Sánchez Pizjuán.

Porque en la primera parte, la verdad, se le esperó pero no se le vio. Los bilbainos, al menos, tuvieron la fortuna de llegar al descanso con el marcador a cero, pero esos 45 minutos recordaron demasiado, por todo lo demás, a la noche aciaga de Bruselas. Es decir, el balón fue siempre del rival, el centro del campo no dio señales de vida, hubo algún que otro error de bulto, también tarjetas peligrosas y los jugadores del Athletic no volvieron a ver de cerca a Palop desde el intercambio de saludos entre ambos equipos de los prolegómenos del choque.

Bastante más le buscaron las cosquillas a su homólogo rojiblanco, aunque Iraizoz lo aprovechó para hacer olvidar los errores de las últimas citas con algunas intervenciones destacables. Los sevillistas, además, tampoco parecían estar con el punto de mira especialmente afinado, pero por si acaso no dejaron de probar suerte, sobre todo por medio de un Jesús Navas tan peligroso como inagotable. El estilete andaluz exigió que Xabi Castillo firmase una de sus mejores actuaciones del año -y posiblemente la que mejor le ha sentado al durangués-, aunque necesitase la ayuda constante de sus compañeros.

Tras un primer cuarto de hora de agobio, el Sevilla levantó ligeramente el pie, con lo que se pasó del agobio continuo a los ramalazos En el área bilbaina, porque en la local, ni por esas. Apenas un par de balones que no pudo aprovechar De Marcos, un autopase de Javi Martínez que acabó fuera de banda y unos minutos finales en los que un par de córners y una falta dieron cierta sensación de rebeldía por parte rojiblanca.

Que fue a más tras el descanso. Queda saber si fue la charla en la caseta la que convenció al equipo de que podía hacerlo mejor o la arrancada de casta que protagonizó De Marcos por la banda -y que Palop, tomando el relevo de Iraizoz, evitó que se convirtiese en el 0-1 despejando el posterior remate de Iturraspe- la que contagió a sus compañeros. Pero hubo borrón y cuenta nueva.

Nuevo escenario

Más aún cuando, casi de inmediato, Iturraspe robó la pelota junto al área, provocando la expulsión de Romaric y una falta pegada a la línea ante la que volvió a lucirse, por partida doble, el guardameta local.

El Athletic tomó oxígeno y empezó a acariciar la posibilidad de la campanada. Hasta cierto punto, porque el Sevilla no le perdió la cara al encuentro, neutralizando su inferioridad numérica con la capacidad de los rapidísimos Navas y Capel para el contragolpe. Así que los bilbainos -el propio Carlos Gurpegi reconoció a la conclusión del choque que pudo haber cierto miedo a perder el partido pese al cambio de tornas- nadaron guardando la ropa.

Quizá demasiado porque hubo que esperar más de un cuarto de hora para que volvieran a probar a Palop, pero seguramente con acierto, porque todavía rondaron algunos balones por el área de Iraizoz. Posiblemente por eso ninguno de los dos equipos le hizo ascos al empate final.

«En la primera parte hemos estado dudosos, pero luego lo hemos hecho bastante bien»

Aunque reconoció que su equipo no lo había hecho bien en el primer tiempo, Joaquín Caparrós se reconoció satisfecho por haber rascado en un campo tan complicado como el Sánchez Pizjuán.

«Me queda una sensación buenísima -aseguró-, por haber sumado en un campo tan complicado como éste. ¿Que hemos podido luego en el segundo tiempo? Pues sí, pero el Sevilla también es peligroso con diez jugadores, porque es muy rápido al contragolpe y nosotros teníamos jugadores muy cargados con las amarillas, precisamente en las bandas». El técnico admitió que «hemos entregado muchos minutos en la primera parte. No hemos salido con la confianza con la que hemos salido en la segunda, cuando hemos intentado tener más la pelota. Pero ellos al contraataque seguían siendo peligrosos, incluso cuando se han quedado con diez, porque se quedaban descolgados tres futbolistas como Kanouté, Navas y Capel, y con las tarjetas teníamos que tener mucho cuidado, porque nos podían hacer bastante daño», insistió.

Junto al punto, Caparrós consideraba que lo mejor de la tarde fue la sensación de haber dado carpetazo al disgusto del jueves. «Es la parte buena, que nos hemos venido arriba después del golpe que nos llevamos. Aunque siempre decimos que tiene que ser así, que el profesional tiene que tener impermeable y pasar página, no puede estar viviendo del pasado, ni cuando ha ido bien, ni cuando ha ido mal. Y nosotros hemos estado dudosos en la primera parte, lo que nos ha podido costar caro, pero en la segunda hemos tenido más confianza, más pelota..., y creo que dentro de nuestras posibilidades lo hemos hecho bastante bien», aseguró.

En lo que respecta a la situación clasificatoria del equipo, y después de que la víspera asegurara que podía aspirar a pelear por la Champions, Caparrós destacó que «seguimos a seis puntos del cuarto. Es importante valorar el trabajo de los futbolistas. Viendo lo igualada y complicada que es esta Liga, hay que valorar que este equipo esté ahí». «Hay que ser ambiciosos -añadió- e intentar hacer bueno este punto el próximo domingo».

Xabi Castillo, por su parte, aseguró que la sensación en el vestuario tras el choque era «un poco agridulce porque hemos sacado un punto y hacerlo aquí es positivo. Pero hemos jugado contra diez durante media hora. Pero creo que el punto es bueno». Más entonado ayer, también reconoció que «tenía ganas de hacer un partido completo».

Carlos Gurpegi consideraba que «siempre es positivo sacar algo aquí, pero te queda la cosita de haber sumado los tres puntos después de ver cómo se ha puesto el partido». Admitió, asimismo, que el palo del jueves «fue muy grande, no por perder sino por cómo se perdió y por eso queríamos dar la cara aquí».

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El equipo se toma un respiro hasta el miércoles

Tras una semana intensa, Joaquín Caparrós ha decidido dar un respiro a sus hombres, que disfrutarán de dos jornadas de descanso. El miércoles volverán al trabajo con «sesión» doble, con entrenamiento matinal en Lezama (10.30) y el amistoso que les enfrentará por la tarde -en principio a partir de las 19.15- a Paraguay.

Nueva peña rojiblanca en Huelva

El Athletic ya cuenta con 618 peñas oficiales, después de que José Ángel Iribar, Koldo Agirre y José Mari Argoitia hayan aprovechado el viaje del equipo a tierras andaluzas para inaugurar la peña «El Malacate». Tiene su sede en la localidad onubense de Minas de Riotinto, lo que le convierte en la primera peña rojiblanca en la cuenca minera de Huelva.

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