El desigual impacto de Xhyntia hace dudar de las drásticas medidas
«La alarma estaba justificada», argumentó el día después de Xhyntia el consejero Rodolfo Ares. «El tranvía se paró porque es del Gobierno vasco», se distanció ayer el alcalde bilbaino, Iñaki Azkuna, que aclaró que su propia mesa de crisis decidió seguir con el servicio de transportes municipal. Muchos se siguen preguntando si las drásticas medidas adoptadas por Interior y Protección Civil no fueron excesivas.
Joseba VIVANCO
¿Hubiera suspendido la Mesa de Crisis el partido del Athletic si éste se hubiera jugado, televisado, el sábado por la noche? ¿Fue excesivo obligar al cierre precipitado de los grandes centros comerciales, con miles y miles de incrédulas personas dentro? En definitiva, ¿estuvieron justificadas las drásticas medidas adoptadas la misma tarde del sábado por Interior y Protección Civil? Es la pregunta que en buena parte de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se hacían este domingo y seguían repitiéndose ayer. La respuesta por parte de quienes tomaron la decisión no pudo ser más tajante: «La alarma estaba totalmente justificada», reaccionó el día después el consejero Rodolfo Ares, seguramente tras comprobar los titulares periodísticos de que no había sido tanto como se anunciaba.
Tras la tempestad llega la calma y el tiempo de reflexión. En localidades como Urduña, Artziniega, Balmaseda, Karrantza o Güeñes no están estos días para escuchar que la ciclogénesis explosiva anunciada fue un `bluf', porque en buena parte del noroeste de Euskal Herria los daños han sido cuantiosos. Lo mismo que en el centro de Gipuzkoa. Hasta en la Llanada alavesa, en la propia Gasteiz, sintieron el embate del viento, con rachas de hasta 135 km/h, récord de la ciudad. Los residentes en pisos a partir del cuarto darán fe del miedo que pasaron la tarde-noche del sábado.
Pero la mayor parte del territorio vasco bajo alerta roja no lo sintió de manera tan virulenta, por ejemplo, en todo el litoral. La costa -excepción hecha de lugares como Getxo- apenas se enteró de esos fuertes vientos; la ciudadanía allí hizo vida normal y, por ello, algunas de las medidas urgentes, como la suspensión de servicios de transporte o ese cierre de grandes comercios, se antojó exagerada.
Azkuna no paró el transporte
«Estamos ante el peor escenario que teníamos previsto», advirtió ya esa misma tarde del sábado la directora de Atención de Emergencias y Protección Civil, Elena Moreno. El problema era la imposibilidad de saber qué dirección tomarían los huracanados vientos en esas horas cruciales de las 20.00 a las 02.00. Y así, azotó con enorme virulencia en algunas zonas y en otras ni se enteraron. A diferencia de la ciclogénesis explosiva de 2009, Klauss, esta vez el viento llegó del sur y no del norte; por eso el litoral apenas se resintió.
El consejero de Interior insistió el domingo en que «todas» las medidas tomadas por la Mesa de Crisis, integrada por las principales instituciones, fueron «muy debatidas» y «pensadas» ante la «gravedad» de la alerta meteorológica «a la que nos enfrentábamos». ¿El balance? Desde las tres de la tarde hasta las dos de la madrugada se produjeron un total de 5.800 llamadas al 112, cuando el volumen de una jornada ordinaria es de 3.800 avisos. Y a eso hay que sumar más de una docena de incendios, seis personas heridas y 60.000 clientes sin luz.
Sin embargo, esa `orden' fue relativa, al menos para algunos. El primer edil de Bilbo, Iñaki Azkuna, relató ayer que Bizkaibus y otros elementos se `cerraron' dentro de la prevención general, pero que desde la mesa de crisis del Consistorio bilbaino, y en coordinación con Lakua, se decidió esperar y mantener los servicios porque había 20 cámaras «viendo la ciudad y había mucha gente por la calle». Añadió que «el tranvía se paró porque es del Gobierno vasco», pero que «se mantuvo Bilbobus y se pudo conservar hasta el Gautxori». Una forma políticamente correcta de descargar cualquier crítica en el Gobierno de Lakua.
Críticas, políticos y prensa
«En líneas generales, Xynthia se comportó de acuerdo a los pronósticos», aseguró, desde el punto de vista meteorológico, Santiago Gaztelumendi, coordinador de Euskalmet. Más de la mitad de sus estaciones registraron el sábado rachas huracanadas. Y es que, los aficionados a la meteorología, como refleja estos días el foro de Meteored, coinciden este vez en aplaudir las previsiones tanto de Euskalmet como de Aemet.
Otra cosa son sus opiniones sobre las medidas adoptadas por las autoridades y el alarmismo de muchos medios de comunicación.
Ayer, la práctica totalidad de los problemas en el suministro eléctrico estaban resueltos y los ayuntamientos afectados invitaron a sus vecinos a dejar testimonio de daños, para emplazar a Lakua a pensarse la declaración de zona catastrófica en comarcas como Aiara-Alto Nervión y Enkarterriak.
Por fortuna, el anterior embate similar en esta zona había sido en 1941. El próximo, tardará en llegar.
La Ertzaintza localizó en la madrugada de ayer el cuerpo sin vida de Joseba Iglesias, de 19 años, que había salido solo al monte Udala el domingo por la tarde, donde, al parecer, cayó por un desnivel. Era coordinador de un grupo de espeleología de Arrasate
Mientras las autoridades invitaban a detener casi hasta los relojes, era curioso observar cómo los trabajos en la A-8 entre Orereta y Oiartzun, debido a las obras del Segundo Cinturón, siguieron durante la mañana, tarde y noche del sábado
«La virgen de Begoña ha actuado, porque apenas ha habido problemas en Bilbao», fue el razonamiento que, alejado de cualquier análisis científico y meteorológico del fenómeno vivido, ofreció el alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna
La grúa que cayó en Abaltzisketa, localidad donde hubo bastantes daños, lo hizo cuando el viento soplaba a más de 137 km/h, según el anemómetro de un aficionado; por la tarde, llegó a medir una racha de hasta 160 km/h
El temporal Xynthia, que barrió el oeste del Estado francés el domingo, golpeó con fuerza el litoral atlántico hasta dejar medio centenar de muertos y numerosos daños, tanto que el propio Nicolás Sarkozy habló ayer de una «catástrofe nacional, un drama humano con un balance lamentable». La mezcla explosiva de vientos de más de 150 kilómetros por hora y, sobre todo, una fuerte subida de las mareas envuelta en un verdadero diluvio ha alcanzado las ciudades costeras, dejándolo todo irreconocible.
La mayoría de las muertes se produjeron por ahogamiento dentro de las casas o de garajes. Muchas son personas mayores que fueron incapaces de reaccionar a la crecida repentina de las aguas y no pudieron escapar de su casa antes de que les atrapase la marea. Un desastre que ha puesto en entredicho las edificaciones al borde del mar y la resistencia de los diques de contención. Sarkozy ha anunciado, ahora, tras la catástrofe, un «plan especial para reforzar los diques». Muchos de esos diques son de la época de Napoleón y se encuentran en mal estado, según denuncian los afectados. El Estado francés no vivía una catástrofe de este tipo desde 1999, cuando sufrió el azote de dos tormentas con vientos de hasta 160 km/h.
La borrasca profunda, que también dejó un muerto en Portugal, siguió ayer camino de Alemania, dejando al menos seis fallecidos por aplastamiento por árboles. Los servicios de transporte de buena parte del país se vieron muy afectados. Bélgica y Luxemburgo tampoco se salvaron de los embates del viento, de una tormenta que llegó en la tarde de ayer a los países nórdicos, llevando, por ejemplo, bastante nieve a Suecia. GARA