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Floren Aoiz www.elomendia.com

Enredos imperiales

Lo último que desean los EEUU es que Colombia siga el camino de Venezuela o Bolivia. La liquidación militar de la guerrilla, anunciada tantas veces a bombo y platillo, nunca llega y se estancan las maniobras políticas contra la insurgencia

El diablo enreda, solía decirse en otros tiempos, cuando el catolicismo lo impregnaba todo. El imperio, que es lo más parecido a un diablo realmente existente, vuelve a enredar, esta vez también presentándose como el dios iracundo perseguidor de la enésima representación del Eje del Mal: Venezuela, las FARC y ETA. La Audiencia Nacional (española, claro está) quiere ahora hablar de «conexiones» entre esas dos organizaciones armadas e involucrar al Gobierno de Chávez. Comenzó un juez y significativamente Conde Pumpido (el del Guantánamo electoral) ha aclarado que pretenden llevar la investigación hasta el final, lo cual indica que hay algunas investigaciones que no llegan hasta el final. Ya lo sabíamos (torturas, guerra sucia, corrupción, accidentes laborales, fraude fiscal...) pero no está de más que este señor nos lo recuerde.

Precisamente cuando naufraga la estrategia de «seguridad democrática» de Uribe, cuando se acentúa la alianza con EEUU para frenar los avances de la izquierda en América Latina, la Audiencia Nacional (española, claro) entra en escena avalando las tesis de los elementos más reaccionarios de Colombia, criminalizando al Gobierno venezolano y señalando a unos refugiados vascos, que se convierten en protagonistas de esta rocambolesca historia.

No sé si Madrid está pagando deudas o peajes al Imperio o si se trata más bien de una inversión de futuro. Con una economía que se tambalea, con un horizonte de nuevas agresiones gigantescas a las conquistas sociales y ante la evidencia de que el modelo nacional español se enfrenta a nuevos desafíos en Euskal Herria, parece que alguien ha pensado que bien merece la pena fabricar un culebrón para contentar a los dueños del mundo.

No hace falta ser un experto en política internacional para comprender la preocupación del imperio por lo que ocurre en América Latina. Lo último que desean los EEUU es que Colombia siga el camino de Venezuela o Bolivia. La liquidación militar de la guerrilla, anunciada tantas veces a bombo y platillo, nunca llega y se estancan las maniobras políticas contra la insurgencia, mientras aumentan las denuncias contra el estado colombiano por violaciones de derechos humanos, impunidad y conexiones con el narcotráfico. Como telón de fondo, se agudiza el expolio de recursos naturales y la explotación social. Las bases estadounidenses son la expresión de la apuesta de quienes llevan las riendas de Colombia. En ese contexto, en el que todo vale para combatir a las guerrillas, los mismos que no dudan en utilizar los símbolos de organizaciones humanitarias para realizar operaciones militares convierten ordenadores supuestamente capturados a líderes guerrilleros en fuentes de convenientes «informaciones» a utilizar para avalar las acusaciones de Uribe y su camarilla.

Las experiencias transformadoras latinoamericanas han reavivado la esperanza de otro mundo mejor. La fuerza de sus movimientos sociales y sus conexiones históricas y actuales con América Latina pueden convertir a Euskal Herria en puente natural de conexión entre los fenómenos del «patio trasero» del Imperio y las sociedades del «primer mundo». Algunos, por si acaso, ya están intentando dinamitarlo.

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