Victoria Mendoza Psicoterapeuta
Queridísimo Otegi
Ya tendremos ocasión de charlar personalmente. Mientras tanto te escribo esta carta tan corta y sencilla como cierta. Te cuento que en mi país y en otros países de América, muchos son los que te admiran y ven en ti un líder político tan necesario en estos tiempos de crisis política, y ahora también te vemos como el ejemplo claro de la situación tan absurda que se vive en Euskal Herria, donde la mentira y la incoherencia política ridiculiza y anula credibilidad y seriedad a lo que son las leyes españolas. Todo un espectáculo que pone al descubierto a nivel internacional la injusticia política, pero sobre todo, las contradicciones, incapacidades e ineptitudes de aquellos políticos que hablan de paz, democracia y libertad sin tener la mínima idea de lo que todo esto significa. Lo absurdo de la situación roza con la locura y paranoia políticas, y con estrategias perversas y maquiavélicas de quienes dicen ejercer y aplicar la justicia española. Todo esto lo podrán explicar y entender mejor quienes saben de política.
Sólo quiero contarte que hace muchos años fui secuestrada y torturada junto a tres de mis hermanos, y el haber podido sobrevivir a esto me obliga a no quedarme callada, debo hablar en nombre de todos los torturados que no pudieron sobrevivir a la tortura y asesinatos de una guerra sucia, denunciando y cumpliendo mi parte por erradicar esta lacra política. Y ahora que estoy aquí, en el País Vasco, viendo cómo secuestran y torturan a nuestros jóvenes, cómo encarcelan y condenan a gente que como tú intenta hacer política, te comparto que tengo dos posibilidades: una es quedarme rabiosa ante lo injusto, viendo cómo se conculcan los derechos y se pisotea la dignidad de vascos y vascas, o bien puedo avanzar un poco más allá de mi rabia e impotencia y comprometerme al menos a no quedarme callada. Así que me decido por lo segundo, y es lo que quiero contarte en esta carta, mi compromiso de contar a mi gente lo que aquí pasa. Mi deber es hacerlo de manera sencilla, porque sé que entre intelectuales y políticos estos acontecimientos políticos se entienden y se sobreentienden, así que debo intentar contarlo de manera muy sencilla a gente que ya no cree en los políticos, que no le interesa la política y que, por supuesto, no sabe qué sucede realmente en Euskal Herria. Ése es mi compromiso, contar estas injusticias políticas, sociales y humanas que se viven aquí. Esto es complicado, pero me comprometo contigo a que contaré que en España y en el País Vasco se secuestra y se tortura, se encarcela y condena con argumentos absurdos y contradictorios. Todo esto tarde o temprano dará sus frutos, como ya lo estamos comprobando con la solidaridad internacional de quienes empiezan a pronunciarse y manifestarse a favor de Euskal Herria.
Por último, te digo que, a pesar de condenas absurdas y cárceles españolas, nadie puede someter ni callar verdades ni ideales de quienes están presos; todo lo contrario, toda injusticia fortalece conciencias. Que te vaya bonito y aquí les esperamos a todos los dispersados y condenados para seguir intentando hacer una política realmente democrática.