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Japón desvelará los pactos secretos, militares y nucleares, con EEUU

El Gobierno japonés ultima los preparativos para levantar el velo sobre los pactos nucleares y militares firmados con EEUU en plena Guerra Fría y cuya existencia ha sido negada por activa y por pasiva durante decenios por los sucesivos gobiernos del histórico PLD.

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Poco después de su llegada al poder en setiembre del pasado año, el Gobierno del primer ministro, Yukio Hatoyama, encargó a un grupo de historiadores que arrojaran luz sobre esos acuerdos. Sus conclusiones podrían hacerse públicas a lo largo de esta semana.

Estas revelaciones llegan en un momento sensible en las relaciones con EEUU, a raíz de un desacuerdo sobre el futuro de las bases estadounidenses instaladas tras la guerra..

Algunos de esos acuerdos ya han sido aireados por antiguos altos funcionarios japoneses, por filtraciones a la prensa o por la desclasificación de documentos en los archivos de EEUU.

No obstante, el Gobierno japonés ha hecho de la publicación del contenido de esos acuerdos una cuestión de honor.

Los «tratados secretos», afectan directamente a los que ha sido considerado como una paradoja de la seguridad de Japón.

Tras su derrota en 1945, precipitada por el ataque con bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, Japón adoptó un estatus pacifista y antinuclear, confiando oficcialmente su protección al Ejército estadounidense y a si escudo nuclear.

El que fuera primer ministro y premio Nobel de la Paz en 1974, Eisaku Sato, aceptó en 1969, un año después de adoptar la política antinuclear, autorizar, en caso de «urgencia», la instalación de armas nucleares en Okinawa incluso tras la devolución de la isla a Japón en 1972.

El pacto entre Sato y el presidente Richard Nixon ha sido mantenido en secreto casi sin interrupción en el último medio siglo hasta la derrota del PLD en verano del pasado año. El pacto fue desvelado hace poco por el hijo del ex primer ministro y filtrado a la prensa.

Los historiadores deberían confirmar otro pacto, de 1960, que autorizaba a los soldados estadounidenses a utilizar el suelo japonés en caso de conflicto en la península coreana.

Otro acuerdo secreto permitía a los navíos y aviones estadounidenses con cargas nucleares hacer escala en Japón.

Finalmente, un cuarto pacto estipulaba el pago por parte de Japón de indemnizaciones por la recuperación de la isla de Okinawa. Este enclave alberga aún más de la mitad de los 47.000 soldados estadounidenses que permanecen en Japón.

Los analistas temen que estas revelaciones agraven la tensión con Washington. Lo que está claro es que pondrán luz y taquígrafos sobre la hipocresía de la política japonesa, que reivindicaba una cosa y practicaba justamente la contraria.

HATOYAMA

El primer ministro, Yukio Hatoyama, reconoció ayer la frustración de los electores, ilustrada por una caída libre de su popularidad en los sondeos, pero ha rechazado una remodelación ministerial antes de los comicios al Senado el próximo julio.

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