GARA > Idatzia > Mundua

Crónica | La vida de los refugiados

Millones de afganos aguardan en Irán el final de la guerra

En todos los conflictos hay gente que se ve obligada a dejar su casa para protegerse del hambre y la guerra. A día de hoy, casi 4 millones de afganos habitan en otros países -mayormente en irán- con un único deseo: que la situación mejore para poder regresar a casa.

p023_f01_199x096.jpg

Javier MARTÍN | Efe

Madineh tiene apenas 53 años, el rostro arrugado y antiguos recuerdos de su localidad natal, Kunduz, un tradicional bastión talibán cercano a la frontera con Tayikistán.

La abandonó una noche de 1979, aterrada por las bombas del Ejército soviético que le obligaron a dejar atrás a su familia en busca de un refugio seguro en el vecino Irán.

Desde entonces, casi 4 millones de afganos han huido de la guerra y el hambre a través de esa frontera, una de las más peligrosas del mundo.

Coto de señores tribales de la guerra y principal puerta de salida de la droga cultivada en Afganistán, es frecuente escenario de tiroteos entre narcotraficantes, contrabandistas de armas, grupos islamistas yihadistas y Fuerzas de Seguridad iraníes.

Según datos oficiales, durante las tres últimas décadas Irán ha acogido en su territorio a la mayor población de refugiados del mundo, compuesta principalmente de afganos e iraquíes huidos de las guerras.

En la actualidad, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) tiene censados a casi un millón de expatriados forzosos afganos, y considera que hay decenas de miles más no registrados.

Los expertos de la ONU alaban la política de acogida de Teherán, «clave para evitar más problemas en una región ya de por sí muy inestable».

«Irán tiene una política de asilo muy generosa ya que todos los servicios que da a sus nacionales son también accesibles para los refugiados», apunta Carlos Zaccagnini, representante de ACNUR en Teherán.

«Yo tengo tres hijas, cada una de las cuales paga sesenta dólares al año por ir a la escuela», indica Mayid, un hombre de 38 años originario de Samaga que trabaja de jardinero con un sueldo de 120 dólares al mes.

Es uno de los 300.000 afganos a los que el Gobierno de Ahmedineyad ha concedido este año un permiso de trabajo -y residencia- por el que paga unos 300 dólares anuales.

Dicha regularización laboral «ha sido un logro considerable porque normalmente países donde se asila a los refugiados no tienen siempre las posibilidades de trabajar legalmente», resalta Zaccagnini.

Sin embargo, Mayid se queja de que las condiciones de vida de los refugiados se han deteriorado considerablemente en los últimos cinco años.

Responsables de ACNUR temen que el nuevo plan del Gobierno para sustituir los subsidios por ayudas directas a la población agrave la situación de los refugiados afganos.

Desde 2002, y animados por la efímera mejora de la seguridad en Afganistán y el programa de ayuda para la repatriación de ACNUR, alrededor de 1,8 millones de afganos asilados en Irán han retornado a su país.

A lo largo de 2009, solo 3.123 decidieron empaquetar sus vidas y regresar al hogar.

Irán culpa del frenazo a la presencia militar internacional y argumenta que la política de las grandes potencias es la raíz de la violencia en aquel país.

Los expertos advierten sobre el problema que podría generar en la región una expulsión o un regreso masivo de los refugiados afganos en Irán.

«Es un problema de todos. Pedimos a la comunidad internacional que nos ayuden a preparar el terreno para el regreso de los refugiados», concluyen.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo