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«De vez en cuando el Gobierno y el Ejército ajustan cuentas»

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Ibrahim Binici
Parlamentario kurdo en Ankara

Ibrahim Binici (Suruc, Sanlurfia, 1962) llegó al Parlamento de Ankara como representante del partido kurdo DTP. Tras la ilegalización de su formación en diciembre, con los mismos argumentos empleados por el Tribunal de Estrasburgo en el caso de Batasuna, sus veintiún parlamentarios han pasado a formar parte del BDP, constituido en febrero, e integran el Grupo Independiente.

Mirari ISASI

El parlamentario kurdo Ibrahim Binici se ha acercado hasta Euskal Herria, invitado por Aralar, para denunciar, en diferentes ámbitos, la brutal represión y la política de asimilación que el Estado turco ejerce contra su pueblo, y que en el caso de los cargos electos les impide poder desarrollar «una política normal y democrática». Como democrática es la vía que él y sus compañeros en el Parlamento de Ankara defienden para solucionar el conflicto kurdo, «a través de una mesa de negociación constituida por políticos».

La ilegalización del DTP y la redada contra dirigentes kurdos coincidió con la presentación de la hoja de ruta de Abdullah Öcalan. ¿Cuál era su objetivo?

Apoyamos la hoja de ruta de Öcalan, ya que podía sentar las bases para el inicio de una negociación. El Gobierno turco se asustó y la secuestró. Esa propuesta constituía una gran oportunidad no sólo para el DTP y para el pueblo kurdo, sino para el conjunto de la República. Era una posibilidad de solucionar el conflicto por vías pacíficas y democráticas. Designó interlocutores a los parlamentarios del DTP, pero llevamos casi tres años en los que Erdogan no sólo se niega a recibirnos sino que ha abierto muchas causas contra nosotros.

Poco antes de las elecciones de marzo de 2009 dijimos que el pueblo kurdo nos apoyaría, y así fue. Recibimos más de dos millones y medio de votos y conquistamos más de cien ayuntamientos. Cuando el DTP fue ilegaliza- do sólo tenía tres años de existencia y su respaldo en las urnas había aumentado mucho. Al AKP le entró pánico y se dio cuenta de que somos el rival a batir. En lugar de dedicarse a solucionar el conflicto hizo lo contrario: encarcelar, obstaculizar, ilegalizar, reprimir...

¿Cómo se puede hacer política en esas condiciones?

Es una muestra de despotismo, una política que Ankara aplica desde los años 30. Desde la creación de la República no hemos podido hacer política en un marco mínimamente democrático. Nos han cerrado todas las puertas para poder hacer una política normal y democrática.

Qué casualidad que nuestros niños se enfrenten hasta a 20 años de prisión por lanzar piedras mientras Erdogan se refiere a los niños palestinos que las lanzan contra los tanques israelíes como pequeños generales. Para Erdogan, los niños palestinos son héroes y los niños kurdos son terroristas.

¿La ilegalización buscaba frenar al DTP o el proceso de diálogo? ¿En qué situación se halla éste?

La operación estaba destinada a frenar el crecimiento del respaldo del DTP, pero también a impedir el inicio del proceso de diálogo. No creemos en la presunta sinceridad de Erdogan. La realidad es que ahora mismo sólo nos enfrentamos a la represión más brutal. La supuesta apertura democrática ha quedado en agua de borrajas.

¿Qué efecto tuvo sobre los cargos electos del DTP? ¿Cómo desarrollan su trabajo ahora?

Después de la ilegalización del DTP creamos otro partido, el BDP. Los veinte parlamentarios actuales -uno está inhabilitado- constituimos el Grupo Independiente. Estamos en el Parlamento de Ankara para intentar solucionar el problema kurdo por vías pacíficas y democráticas, sin violencia, sin represión brutal y sin muertes inútiles, y democratizar el Estado turco. Y eso debe hacerse en una mesa de negociación constituida por políticos.

Denunciamos la política de asimilación cultural. Ésa que Erdogan condena en el caso de la minoría turca (un cuarto de millón de personas) en Bulgaria. ¿Y qué hace él con 20 millones de kurdos? ¿Eso no es asimilación? Nos enfrentamos a ella, que nos prohíbe incluso hablar nuestra lengua, y la UE no dice nada.

Los derechos humanos en mi país son pisoteados a diario. Veinte millones de personas están a favor de una solución democrática, de la paz, y son bombardeados y masacrados.

¿En qué condiciones se encuentra Öcalan después de que el Gobierno de Ankara pusiera fin a su régimen de aislamiento?

Durante diez años ha sido el único inquilino de la isla-prisión de Imrali, en aislamiento total y absoluto las 24 horas del día. Sus abogados denunciaron esas infames condiciones de reclusión, pero no fueron atendidos. Desde hace unos meses hay cinco personas más allí, pero sigue estando sometido a una política de represión brutal. La República turca no respeta los derechos de los presos. Él no tiene derecho a una visita y una llamada telefónica mensuales, se le censura todo lo relativo a su situación y al conflicto kurdo en la prensa que le permiten recibir, no se le permite ver la televisión... Padece problemas respiratorios muy serios. Pero no se ha rendido. Nos envió un mensaje en que decía que luchará hasta la muerte por la libertad y la democracia. Le guste o no a la opinión pública europea o mundial, para los kurdos Abdullah Öcalan es un líder.

¿Cómo valora la operación contra el Ejército? ¿Cuál puede ser la respuesta de los militares?

Es positiva, pero nos gustaría que esas investigaciones y actuaciones se dirigieran también contra quienes reprimen y masacran al pueblo kurdo.

Los militares son inteligentes y no creo que tengan intención de dar un golpe de Estado. Podría ser que el propio Ejército hubiera dado luz verde a Erdogan para llevar a cabo esta operación contra unos militares que, no hay que olvidar, están retirados.

¿Considera que ha sido un golpe de Estado fallido o un capítulo más de la guerra entre el Gobierno del AKP y el Ejército?

Lo segundo. Un ajuste de cuentas entre el Gobierno y el Ejército. Desde la creación de la República, los militares siempre han tenido el poder, aunque a veces se resignan a soltarlo. El Gobierno se ve obligado a actuar si quiere figurar del lado de la UE. Pero de vez en cuando ajustan cuentas. Sin embargo, cuando se trata del problema kurdo Erdogan está con aquellos a los que supuestamente persigue, se olvidan las divergencias. Los lobos no se atacan entre ellos.

 

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«Desde la creación de la República turca no hemos podido hacer política en un marco mínimamente democrático. Nos han cerrado todas las puertas para poder hacer una política normal y democrática»

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