Raimundo Fitero
Sibilino
Antes, cuando la técnica 3D solamente se utilizaba en los cines con pantallas de formato macro, denominados, cineramas, cuando la publicidad existía, pero era incipiente tanto en los cines como en la televisión, se hablaba de la publicidad subliminal, se denunciaba una técnica de colocar imágenes entre los fotogramas que hacían que un gran número de las personas que estaban en las salas sintiera la necesidad de tomar un refresco. Este tipo de publicidad o manipulación se ha perfeccionado, es una técnica básica a la que se han ido añadiendo todas las variaciones y desarrollos tecnológicos, lenguajes e impactos diversos. Hoy, la publicidad o es muy bruta o es muy sibilina.
Es lo que ha pasado con ese anuncio aparentemente solidario y de buen rollo, «estoloarreglamosentretodos.org», que por presiones políticas ha sido retirado de las emisiones de TVE, y es que parece claro que se trata, para empezar, de una manipulación ideológica, de un morro descomunal y de una campaña que tiene por detrás marcas, caras, productos, mercancías. Está claro que esto si lo arreglamos entre todos, acabaría bien. Es decir, empezaríamos a pasar factura a los responsables, económicos, políticos, técnicos, y a partir de ahí regenerar hasta lograr empezar de cero para poderlo arre- glar. O sea, suprimiendo la propiedad privada, desposeyendo a los que han hecho fortunas de todo su patrimonio, liberalizando absolutamente todos los bancos, suprimiendo todas las deudas, cambiando el sistema político. Para resumirlo: esto solamente se arregla con la revolución. Lo demás es pasar el tiempo.
Pero como estamos en ello, en pasar el tiempo, en dorar la píldora, en gesticular, esta campaña ha tenido un gran éxito, peor mayor el de rechazo, las alternativas, por lo que, al menos en el territorio de la responsabilidad individual, la concentración de energías, las redes sociales han servido para establecer una cabeza de puente para ir demoliendo ese mensaje publicitariamente impecable, pero muy sibilino que nos metía en una ratonera donde el queso era una acción positiva, pero cuyo objetivo era simplemente una anestesia y una venta aplazada de productos varios. Ya vale de mamoneos.