Después de un documental de tanto interés sociológico como «Arropiero, el vagabundo de la muerte», Carles Balagué vuelve a investigar en los hechos violentos de la historia. Esta vez se ocupa del atentado que tuvo lugar el 7 de noviembre de 1893 en el Teatre del Liceu, cuando el anarquista radical Santiago Salvador arrojó una bomba al patio de butacas para acabar con la vida de destacadas personalidades de la alta burguesía de Barcelona.

El suceso se saldó con un total de veinte víctimas mortales, que habría que sumar a las de otros ataques que se sucediron entonces no sólo contra la alta burgesía catalana, sino también contra instituciones representativas del poder como la patronal, el ejército y el clero. Todo ello formaba parte de una campaña para denunciar las condiciones de explotación que sufría la clase trabajadora a finales del siglo XIX.

La película conecta el movimiento anarquista con el modernismo, a través de los testimonios de historiadores, escritores e incluso críticos de ópera. Recupera imágenes de archivo, así como la recreación del atentado que José Luis Sáenz de Heredia hizo para la película de 1947 «Mariona Rebull». Por último, se divulga la figua de Santiago Salvador, ejecutado mediante el garrote vil.