Familiares de pacientes sin diagnosticar
«Medidas extraordinarias»
Un melodrama médico que muestra la lucha de unos padres por encontrar un remedio para sus hijos, los cuales padecen una rara enfermedad no investigada, reúne en duelo estelar a Brendan Fraser y Harrison Ford.
M.I. | DONOSTIA
El realizador escocés Tom Vaughan se ha curtido en la televisión, razón por la que ha sido elegido por la cadena televisiva CBS para el lanzamiento de su división cinematográfica. El planteamiento consiste en hacer películas no demasiado caras, con presupuestos en torno a los treinta millones de dólares, protagonizadas por actores conocidos del gran público pero que no se encuentran en su momento de máxima cotización. Los argumentos están pensados para la audiencia familiar, la misma que se coloca delante del televisor, y de ahí la decisión de empezar con una adaptación de un best-seller sobre denuncias médicas, basado, como no, en hechos reales.
En consecuencia, «Medidas extraordinarias» es lo más alejado que se pueda imaginar del documental «Sicko», donde Michael Moore atacaba al sistema sanitario norteamericano. Aquí no hay cargas de profundidad, y en su lugar vemos a unos padres a los que el deficiente sistema de salud de su país no da cobertura, por lo que deben invertir su dinero en investigar la rara enfermedad que padecen sus hijos. Son unas víctimas más de la especulativa industria farmacéutica, la cual no está dispuesta a ocuparse de dolencias que afecten a escasos pacientes o clientes potenciales.
Brendan Fraser y Keri Russell son el desesperado matrimonio que lucha por encontrar una cura, o en su defecto a alguien que se la pueda suministrar. Ponen sus ojos en un científico loco, que vive apartado de los grandes laboratorios y sus tejemanejes en Nebraska. Harrison Ford no tiene mayor problema en incorporar a este personaje rebelde a su repertorio, puesto que sus seguidores quieren que siempre sea él, interprete a quien interprete. En las presentaciones de la película a la prensa, ha reconocido que sigue haciendo este tipo de papeles rutinarios por dinero, con lo que admite de paso que el encasillamiento depende de uno mismo y sus objetivos dentro de la profesión interpretativa. Que nadie dude de que, si se lo proponen, volverá a vestirse de Indiana Jones.