Maite SOROA | msoroa@gara.net
Teoría de la conspiración
Padecer paranoia es una desgracia de la que nadie estamos a salvo. Se puede y se debe tratar adecuadamente, pero lo que no es bueno es que en ese estado de confusión se pretenda impartir doctrina desde el púlpito de los medios de comunicación.
Luis María Ansón, que pontifica desde los mejores días del franquismo en las páginas la prensa de la carcundia, ve negociaciones con ETA por todos los rincones y dedica su tiempo y espacio impreso a alertar sobre el respecto a la población.
Según escribe el Ansón en «El Mundo», «el think tank zapateresco se dio cuenta a tiempo de que la negociación política, de tú a tú, entre el Gobierno y Eta, estaba provocando una hemorragia de votos (...) así es que desde su madriguera monclovita, Zapatero paralizó, tal vez sólo a escala nacional, el proceso de rendición ante los terroristas». O sea, que estamos hablando de una pamema.
Luego mentaba a su guía: «Jaime Mayor Oreja afirmó entonces que el partido llegaba al descanso pero que habría segundo tiempo» y Ansón advierte que «son muchos los datos que permiten afirmar que la negociación subterránea, a través de agentes internacionales, no se ha interrumpido nunca». Si lo dice Luis María Ansón...
Ahora viene lo bueno de verdad. Según el vetusto periodista, «el manantial de ingresos seguros, sin embargo, lo tiene ETA en los Ayuntamientos que controla. Si se excluye a su brazo político de presentarse a las elecciones se puede producir el colapso financiero de la banda terrorista». Así es como entienden algunos el ayuntamiento, como una simple fuente de ingresos. Al final, siempre les traiciona el subconsciente.
Y más dosis de alarma para el cuerpo: «Una camelancia. Todo una camelancia. Eta puede hacer una finta para conseguir su objetivo de que se autorice a su brazo político a presentarse a las municipales. Y después Dios dirá. Zapatero dirá. Las actas de las reuniones noruegas desveladas por «El Mundo» descubren la rendición zapatética». No sé a ustedes, pero a servidora no le alarman en absoluto con estas cosas.