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París-Niza

Contador no se esconde, pero el resto no se resigna

El madrileño llegó a Mende en solitario, pero apenas aventajó en diez segundos a Valverde y Samuel.

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GARA | BILBO

Era su día y no se escondió. Todas las miradas estaban puestas en Alberto Contador en la salida de la cuarta etapa de la París-Niza, 208 kilómetros entre Maurs y Mende, y volvieron a estarlo en la «Cima Jalabert» porque el madrileño hizo lo que se esperaba: adjudicarse la etapa y vestirse de amarillo.

Algo similar a lo que sucedió en 2007. Por primera vez, la prueba gala se acercó al Mediterráneo por el Macizo Central, con el alto de Mende como punto culminante. Alberto Contador, poco más que una gran promesa por aquel entonces, algunos meses antes de ganar su primer Tour, decidió allí una carrera que se acabó adjudicando. Una historia con pinta de repetirse porque el terreno hasta el domingo no parece dar para mucho, aunque las distancias con sus perseguidores no sean suficientemente amplias como para cantar victoria con voz demasiado alta.

Y es que el madrileño descartó ayer a Jens Voigt, que perdió casi un minuto, y a corredores de relumbrón que se dejaron bastante más, pero no pudo sacar más de diez segundos a Alejandro Valverde y Samuel Sánchez, que se sitúan a menos de medio minuto del de Astaná en la clasificación general.

Antes de que la prueba se decidiese en la última ascensión, hubo protagonismo euskaldun. Fue para Mikel Nieve, aunque tuvo que compartirlo con el frío glacial que acompañó a los corredores durante toda la jornada, y, sobre todo, con sus compañeros de escapada. El navarro se marchó pronto con Pineau, Loubet, Moinard, Marcato, Marino y Timer. Un septeto que tiró millas para ser atrapado pocos kilómetros antes de que comenzase el último ascenso.

Los equipos de los gallos aceleraron entonces el ritmo de un pelotón que empezó a estirarse y perder integrantes. Christophe Le Mevel intentó romper el guión con un hachazo al que Alberto Contador respondió de inmediato, sacudiendo definitivamente el ritmo. No hubo explosión, pero sí un ritmo constante del madrileño que le permitió llegar en solitario al alto. Por detrás, Alejandro Valverde y Samuel Sánchez no se cebaron, pero tampoco se resignaron, lo que les permitió cruzar la línea de meta sólo diez segundos después del de Pinto.

Las bonificaciones amplían algo más las diferencias pero tras el susto del miércoles y lo que sucedió el pasado año en esta misma prueba, Contador no quiere verse vencedor hasta llegar a Niza de amarillo. «Ésta es una de las carreras más difíciles de controlar del calendario, es durísima y muy loca -recordó-. Además, hay muchos corredores a muy poco tiempo, así que todavía no está ganada». Hoy le toca defender el liderato en los 153 kilómetros entre Pernes y Aix en Provence.

Boonen se estrena

Un compañero de Mikel Nieve, Alan Pérez, también se coló en la escapada del día de la segunda etapa de la Tirreno-Adriático, 165 kilómetros con salida y meta en Montecatini Terme.

El navarro, Caccia, Ignatiev y Marangoni, fueron cazados a cinco de meta, donde Tom Boonen se adjudicó al sprint su primer triunfo en la prueba italiana, y las bonificaciones que sumó a lo largo de la jornada le permitieron situarse quinto en la general.

COMPLICADO

«Me da un poco de pena no haberme colado en el podio por cinco segundos. La cosa está muy difícil, pero todavía hay terreno y puede pasar de todo», aseguró Samuel Sánchez.

ESCAPADA

Alan Pérez se reconoció muy «satisfecho» por haberse colado en la escapada del día. «Hemos dado protagonismo al equipo y eso es importante en una prueba del prestigio de la Tirreno», destacó.

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