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Euroliga

La resurrección, versión Baskonia

Caja Laboral, muerto y sin recursos ante el juego lento y la zona de la Cibona durante 37 minutos, consiguió el pase a cuartos de la forma más increíble. Se la jugó a forzar la prórroga y consiguió la renta para superar al Khimki, que arrasaba a Olympiacos en casa.

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C. LABORAL BASKONIA 102

CIBONA 90

Jon ORMAZABAL

Dice la Biblia que Jesucristo resucitó a los tres días de ser crucificado; sin pretender ser irreverente, el trabajo de un aficio- nado si lo comparamos con lo que el Baskonia hizo ayer en Zurbano. Y es que, el equipo gasteiztarra estaba muerto y sepultado a tras minutos del final del partido y terminó clasificándose de la forma más rocambolesca que nadie pudiera imaginarse nunca.

Creerse los pasajes del libro sagrado de los cristianos exige un gran ejercicio de fe, prácticamente del mismo tamaño del protagonizado por el equipo gasteiztarra ayer en Zurbano. Los 17 puntos por los que Khimki vencía a Olympiacos y sobre todo el 58-72 que reflejaba el marcador de Zurbano a falta de tres minutos llevó a muchos aficionados a abandonar el pabellón y entre la tribuna de prensa había más de una crónica incendiaria medio escrita.

Pues bien, afortunadamente hubo que reescribir muchas líneas y esos seguidores que no creyeron se perdieron uno de los capítulos más increíbles que uno recuerda. Porque la reacción que parecía una operación estética para maquillar el ridículo de los primeros 37 minutos terminó en una de las gestas más alucinantes de los últimos tiempos, quizá sólo comparable a la liga ACB que Herreros les birló con aquel fatídico triple en la misma cancha.

Y es que, tras vivir otra vez más sobre el alambre, al Baskonia no le quedó otra que jugársela a buscar la prórroga, que llegó tras el fallo de un tiro libre de Marcelinho Huertas, que en los últimos minutos y en la prórroga protagonizó otra resurreción a la altura de la protagonizada por el equipo. Otro tanto puede decirse de Walter Herrmann, cuyo triple final desató la locura, que se convirtió en éxtasis en cuanto los transistores y la jornada virtual de la Euroliga confirmaron el milagro.

Los astros se cruzaron tanto en Zurbano como en Moscú en una prórroga en la que al Baskonia le salió todo y los gasteiztarras se las volverán a jugar contra el CSKA de Moscú.

Las ramas y el bosque

Pero una vez recuperados de la borrachera de alegría de ayer, el triunfo y el pase a cuartos de final no pueden esconder las enormes carencias que el Baskonia demostró durante 37 minutos. Porque el mismo equipo que en ocho minutos protagonizó una gran odisea, poco antes había perpetrado otro ejercicio de impotencia.

Porque Velimir Perasovic, ese entrenador que tuvo que marcharse por la puerta de atrás, y su apañada Cibona apostaron por ralentizar el ritmo del partido y jugar en estático, y el Baskonia deambuló muchos minutos por la cancha sin saber ni siquiera a lo que jugaba frente a la zona croata. Afortunadamente, al Caja Laboral le dio por resucitar a tiempo.

Perasovic

El técnico croata, que con su apuesta por jugar lento y su zona tuvo contra las cuerdas al Baskonia, recibió el cariño de la afición antes y después del partido. El ex jugador se mostró triste por perder pero feliz por el pase baskonista.

«No ha sido suerte, ha sido fe»

Por mucho que seguro que hoy habrá una larga charla sobre los muchos errores que ayer se cometieron, Dusko Ivanovic no pudo esconder ayer la satisfacción tras lo sucedido en Zurbano. «Es un partido que hay que recordarlo. En la prórroga y al final del último cuarto demostramos que podemos jugar distinto a como hemos comenzado el partido, mucho más agresivos y sin miedo. Hemos comenzado ansiosos y dejándoles jugar y cuando al final jugamos como quisimos, nos salió un partido perfecto. Además, en esta prórroga hemos tenido una forma de jugar mucho más fuerte. No ha sido suerte, ha sido fe. Porque creímos que podíamos sacar este partido y lo hemos hecho».

Dusko Ivanovic, que no quiso acordarse del triple de Herreros que les birló una ACB, achacó estos altibajos a la juventud de su plantilla. «Hemos comenzado ansiosos y con miedo, cuando nos metían canasta nos bloqueábamos. Es un equipo joven y espero que esto les va a servir para comenzar a jugar los partidos importantes mejor de lo que lo hemos hecho», explicó el técnico azulgrana, que explicó que recibían constante información de Moscú. J. O.

 
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