El cónico y frondoso Pic Arradoi es una montaña menor en la orografía de Nafarroa Beherea, que sin embargo merece ser visitada y para ello proponemos a los lectores de Mendia una ruta original, de disfrute, dominando en la excursión amplios horizontes, reconociendo cimas y collados que emocionan.

En la carretera entre Orzaize (Osses) e Irisarri, existe un cruce a la izquierda que llega hasta Florenzarenborda. La referencia es una indicación que dice Restaurant Landaburia. Allí se inicia esta original ruta, cuyo objetivo principal es la cima del Arradoi.

Enfrente, hacia el sur nace, a través de exquisitas y verdes colinas, un ancho y bucólico camino que sigue el cordal, y que cruza en un principio una borda depósito de agua. A continuación el aficionado superará diferentes puestos de caza y txabola de madera, para ascender a la loma cimera del monte Antzaramendi, con mojón cimero y construcción. Desde aquí la vista es fantástica, destacando las colinas del norte con la línea espinazo del Pirineo y justo enfrente, separado por un profundo barranco destaca el boscoso Arradoi, inconfundible.

La ruta se inclina al este, y se encuentra con un extenso campo verde surcado por una continua línea, un muro de puestos de caza. Si no es temporada, hay que continuar paralelo a él, o bien por la pista, a la izquierda que une caseríos de la zona, balizada con marcas naranjas, que nos acompañarán en numerosos tramos, y que evita los puestos hasta la confluencia natural.

El entretenido camino, sin casi desnivel, aproxima y sitúa al marchador en el reconocible Uretako lepoa, donde se cambia de nuevo el rumbo, por otro espolón herboso con senda ahora al SE, con destino Arradoi. No tiene el montañero posibilidad de error. Se rodean varios campos, de nuevo por asfalto vecinal que se abandona porque se dirige a Ispura sin cima. Sin embargo a pie de monte W, nace el camino que con grandes lazos, señalizado y bien trazado con muretes, supera el desnivel de forma cómoda y amable, entre robles y castaños hasta colocar al deportista en la estrecha cima natural del monte, compuesta por curiosas rocas de areniscas rosadas. La cumbre, al estar cubierta de exuberante vegetación, impide visionar el panorama, antes disfrutado en la ruta, desde diferentes puntos y hacia todos los ángulos.

Desde la cima, una preciosa senda balizada anuncia la dirección de descenso. También tiene unos muretes que la conforman. Entre bosque se pierde altura sin concesiones, hasta alcanzar un área de descanso despejada, hasta donde llega la pista de Ispura, con mesas y una tabla de orientación que explica el dilatado paisaje que desde aquí se disfruta. Y precisamente es el límite donde nacen las viñas del vino denominación Irulegi y que navegan hasta Ispura. Es curioso como se ha poblado esta vertiente Sur, donde se obtiene el fruto para el conocido caldo.

El nombre de este monte viene, según alguna versión, curiosamente de vino, de Ardoi en euskara, con la consiguiente trasformación, pero también puede ser «multitud de roca» y la leyenda dice que Mari las cogía de aquí para construir sus monumentos funerarios.

Queda el final de la excursión, que pierde el carácter natural traído hasta ahora. El itinerario sigue la pista de las viñas, por donde van las marcas, y que parece ha usurpado el antiguo camino. Pierde altura sin merced, pero no desmerece, dado que se disfruta recorriendo toda la plantación y que en otoño, que es cuando completamos este Ibiliz, tenía unos colores encantadores. Izpura, un adorno en el valle de Garazi, merece la visita, y desde aquí es el momento, bien de llamar al taxi que nos conducirá a Irisarri a recuperar nuestro coche, o llegar antes a la capital de Nafarroa Beherea, Donibane Garazi, recomendable visita y a solo 2 kilómetros.