Carnaby Street es una calle de unas pocas decenas de metros que corre paralela al bullicio comercial de Regent Street. Situada en el corazón de una red de callejuelas ruinosas, en los albores de los años 60 se instalaron allí jóvenes diseñadores cuyas creaciones revolucionarias sólo estaban disponibles en esta zona. «Los alquileres eran baratos. Se convirtió en un destino mundial para la moda y en algo muy poco frecuente en la época: en un espacio para la moda masculina», explica Amy Haya, historiadora de moda y comisaria de la exposición «Carnaby Street: 1960-2010», que se podrá ver hasta abril en el número 38 de la famosa calle.

«Antes, padres e hijos se vestían en las mismas tiendas. Y, de pronto, las boutiques de Carnaby Street comenzaron a vender ropa plagada de colores, formas y materiales originales. Había llegado el unisex». Después de la austeridad de la guerra, los adolescentes británicos tenían dinero fresco para gastar en los bolsillos y sucumbieron a lo efímero, algo que el novato diseñador Ossie Clark llevó al extremo con sus vestidos de papel. «Los vestidos eran muy, pero que muy cortos. Y había muchas muchachas», recuerda con nostalgia el fotógrafo Philip Townsend, muy reclamado por los medios internacionales para ilustrar lo que la revista «Time» bautizó como Swinging London, en abril de 1966. Los dibujos de cachemir, los colores psicodélicos y los pantalones de cintura baja se pusieron de moda en Carnaby. Sobre todo entre los jóvenes, que se acicalaban para seducir a las chicas. «Las tiendas ponían la música a tope, era como entrar en una discoteca de noche pero estabas en pleno día. Algunos hacían compras, otros se dejaban caer sólo por el ambiente, era como un carnaval»; explica Amy de la Haye. «Y nunca sabías con quién te podías encontrar».

En los años 80 y 90, después de la aparición del punk, el distrito perdió su aura mítica a consecuencia de la aparición de la «gangrena» en forma de tiendas de souvenirs y de prendas de vestir de gama baja. En 1997, la «aldea Carnaby» fue adquirida por una sociedad inmobiliaria cuyo objetivo era restaurar estas once calles peatonales. A finales de setiembre de 2009, el pueblo de la «moda urbana» contaba con 133 tiendas y 35 restaurantes, cafeterías y bares. «El 65% de las tiendas son independientes», explica un portavoz, quien destaca que las grandes marcas instaladas en Carnaby tienen sus propias especificidades. Según explica, la tienda Converse es «la única marca propia en el Reino Unido y Europa».

«No hay muchos independientes en la calle principal, pero tiene la ventaja de atraer a los jóvenes a Carnaby Street y el Soho. Y tienen mucha elección, mucho individualismo como en los años 60. El patrimonio se conserva», dice Filiz Ayan, gerente de una joyería.