Raimundo Fitero
Hay esperanza
No me da la gana entrar en un proceso depresivo. Hay esperanza. Ha salido el sol, parece que la primavera está empujando a las nubes y tormentas, las flores huelen y los pajaritos cantan. Hay esperanza. Cuando más nublado está y más se mantiene la borrasca más cerca se está de que cambie el tiempo, el péndulo toque su punto máximo y vuelva hacia otro lugar donde se pueda respirar mejor. Hay esperanza. Es cuestión de mirar como pasean los ácaros por el almohadón o contemplar los dibujos de algodón que se vislumbra en los espacios infinitos escritos por el polen de las gramíneas para convencerse de que hay signos para la esperanza. Primero la verdad.
Hay esperanza hasta contemplando algún programa televisivo. «En portada» de La 2, el pasado domingo, nos ofrecieron uno de esos trabajos que deben valorarse por su estilo, además de por su estructura y por lo que transmiten: esperanza. El programa se acercaba a Israel, a sus habitantes, sin exclusiones, con una mirada si no objetiva, sí, por lo menos, no intervencionista, no pre-programada. Es obvio que todavía el poliedro de Israel es más complejo, hay muchas más caras, pero al menos para quienes miramos con ganas de entender algo, de intentar encontrar algo de luz, se nos fueron explicando algunas cuestiones fundamentales: hay pacifistas. Hay judíos que no creen en la guerra. Hay confraternización entre palestinos y judíos, en el nivel básico, con familiares de primer orden afectados por la guerra.
De lo colegido en esta entrega, es la religión la que tensa la cuerda, la que hace inviable alguna solución que no sea absolutista. El ejército israelita es una máquina de poder socializada, todos deben servir en él, pero hay objetores de conciencia, y aparecieron. Y hay una sociedad civil que intenta que prevalezcan los derechos civiles y que hablan de una solución justa, de un encuentro político que fije las condiciones necesarias para una paz verdadera. Todo ello dicho en la misma pantalla desde la que se niega por costumbre y pereza la misma solución para problemas más cercanos y con bastantes más posibilidades de éxito si todos ponen algo de su parte. Todos. Hay esperanza.