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China afila su diplomacia frente a las presiones occidentales

En este año del Tigre recién comenzado, Beijing ha sorprendido a muchos sinólogos occidentales utilizando un lenguaje diplomático contundente frente a lo que considera presiones o injerencias occidentales. Última línea de defensa contra nuevas sanciones a Irán, China ha elevado claramente el tono en las polémicas en torno al yuan, a Taiwán y a Tíbet.

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Reforzada por su carácter de nueva gran potencia, China despliega una diplomacia cada vez menos recatada, arrogante para muchos sinólogos occidentales, extremo que desmiente rotundamente Beijing. De lo que no hay duda es de que el Gobierno chino aparece cada vez como menos inclinado a hacer concesiones o a ceder ante las presiones de EEUU.

Las relaciones se han tensado entre China y las cancillerías occidentales. La primera insiste en que es objeto de incomprensión, mientras las segundas denuncian que son tratadas sin miramientos; todo ello en unos tiempos en los que los desafíos planetarios como la crisis global, la proliferación nuclear y el calentamiento climático exigirían un incremento de la colaboración bilateral.

En el transcurso de su conferencia anual el pasado domingo, el primer ministro chino, Wen Jiabao, confirmó que «se está extendiendo la idea de que China es arrogante, dura y triunfalista», pero insistió en que esa percepción no se ajusta para nada a la realidad.

Lo que sí está claro es que el tono con el que los dirigentes de este inmenso país de 1.300 millones de habitantes -inminente segunda potencia económica mundial y primera potencia exportadora- ha cambiado.

En estos inicios del año del Tigre, Beijing no ha dudado en mostrar los dientes a Washington, al que ha acusado de violar su soberanía y de correr con toda la responsabilidad de la degradación e las relaciones bilaterales tras su decisión de vender armamento a Taiwán y tras la recepción, por parte del presidente de EEUU, Barack Obama, al Dalai Lama.

Dossier iraní

Sobre la cuestión del programa nuclear iraní, y pese a las crecientes presiones occidentales, China se mantiene firme sobre el rechazo a nuevas sanciones -tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad- y, en todo caso, venderá cara toda inflexión.

El creciente bloqueo occidental a Irán ha convertido a China en el primer socio comercial de Irán y con crecientes intereses en el sector de los hidrocarburos del país centroasiático.

Lo mismo ocurre con la exigencia estadounidense de que revalorice el yuan. «Es evidente que China ha endurecido el tono», señala Jean-Pierre Cabestan, sinólogo de Hong Kong Baptist University. Apunta para ello tres razones: «De un lado, China se siente cada vez más potente e influyente en el mundo, y por otro el Partido Comunista necesita mostrarse firme (...) para alimentar el nacionalismo creciente en la sociedad china». El tercer factor, siempre según este experto, radica en que «el intento de acercamiento conciliador de la Administración Obama ha dado la oportunidad a los chinos para poner en primera línea sus intereses».

Valérie Niquet, del Instituto francés de Relaciones Internacionales, señala que «una corriente activa en el seno del poder en China considera que la situación internacional, concretamente la crisis total que asola a Occidente, crea un contexto favorable a las posiciones chinas y de que ya es hora de que China imponga sus propias normas a la comunidad internacional». Este analista añade que «esta actitud quedó meridianamente visible en la gestión de la cumbre de Copenhague por parte de los negociadores chinos».

Incomprensión-comunicación

Por su parte, los dirigentes de Beijing insisten en lamentar la, a su juicio, incomprensión que profesa Occidente respecto al sistema chino y en denunciar lo que consideran provocaciones sobre cuestiones de «interés nacional»: Taiwán y Tíbet.

Ello no obsta para que diplomáticos chinos reconozcan que Beijing no está a la altura de su estatus de gran potencia y que debería mejorar su comunicación exterior.

Para Shi Yinhong, profesor del Centro de Estudios sobre EEUU de la Universidad del Pueblo de Beijing, China «tiene más confianza en sí misma y comienza a expresarse de manera más franca». Por contra, es Obama «quien ha mostrado una actitud bastante arrogante», que contrastaría con su política de mano tendida hacia Beijing a comienzos de su mandato.

¿Serán cada vez más conflictivas las relaciones de China con el mundo? Probablemente no, opina Valérie Niquet, quien vaticina que los rasgos más duros de la política exterior china «no han conseguido hasta ahora ningún resultado tangible: EEUU sigue recibiendo al Dalai Lama y vendiendo regularmente armamento a Taiwán».

«La política exterior china sabe adaptarse, recular o mostrarse flexible en relación con las de sus adversarios», coincide por su parte Jean-Pierre Cabestan.

 

presiones

Senadores de EEUU tenían previsto presentar ayer un proyecto de ley para castigar la manipulación de la cotización de divisas. en clara referencia a China, a la que Washington acusa de mantener devaluado el yuan.

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