Fede de los Ríos
La niña de Rajoy era Andreita
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 19,5% de las personas que viven en lo que llaman España se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Pero la media frente al televisor es de cuatro horas, así que no hay problema
Belén Esteban hace campaña por el PP. Votaré a Rajoy porque Zapatero me ha dejado a dos hermanos en el paro y ha bajado la pensión de mi madre, ha declarado la princesa del pueblo en un programa televisivo dirigido por Jorge Javier Vázquez, aquel del Tomate y que vota al PSOE. Son dos muestras del perfil de votantes del bipartidismo español que reflejan la grandeza del sistema democrático que nos gobierna.
Los del PP, al enterarse, lejos de deprimirse, han reaccionado dando palmas con las orejas. Celia Villalobos, pretérita comunista, ha afirmado: «A mí me parece estupendo. Ella dice lo que piensa muchísima gente y no se atreve a pronunciar».
En vosotros, queridos, no lo sé, pero que nuestros vecinos tengan que optar entre las opciones políticas de la Esteban y del Jorge Javier produce en mí un desasosiego y una angustia existencial que hace cuestionarme, más si cabe, la democracia formal mediante sufragio. En este Estado existen individuos privados del derecho a voto con menores discapacidades.
Ante declaraciones tales, pronunciadas por estos o similares sujetos, uno cae en la concepción reaccionaria acerca del ser humano, es decir, pensar que el humano nace extraordinariamente idiota. La imbecilidad como su esencia y tan sólo una férrea educación en un contexto social adecuado podrá mejorar a no todos los individuos. Yo que partía de una concepción progresista, incluso roussoniana, de un ser humano pletórico en bondades al que la sociedad maleaba; atemperada más tarde por el descubrimiento, gracias a papá Marx, de un inexistente innatismo esencial humano, estoy cayendo en la misantropía y empiezo a sospechar, como Schopenhauer, si la existencia humana no será una especie de error en el desarrollo evolutivo de la materia.
¿Son humanos, como yo, los californianos que votaron a Arnold Schwarzenegger como gobernador? ¿Y el trabajador que vota al PP o al PSOE? ¿Cómo se puede ser católico en 2010? ¿Y ciudadano bajo una monarquía? ¿Por qué se acepta socialmente la persecución del que denuncia torturas y no la del torturador? Si nadie cree a Rubalcaba ni a Ares, ¿por qué tan pocas denuncias?
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 19,5% de las personas que viven en lo que llaman España se encuentran por debajo del umbral de la pobreza (en Euskal Herria es del 7%). A esas cifras de 2009 debemos sumar los nuevos parados. Pero la media frente al televisor es de cuatro horas, así que no hay problema. Para Rouco Varela y los de la Conferencia Episcopal sus preocupaciones para con la feligresía son otras. Denuncian en su semanario Alfa y Omega que los planes de educación sexual «incitan a un autoerotismo zoológico de graves consecuencias» y, asimismo, la subvención para la elaboración de un Mapa de Inervación y Excitación Sexual del Clítoris y Labios Menores, ocultando que su aplicación será médica.
A masturbarse lo denominan autoerotismo zoológico, manda güebos; a su pederastia, efebofilia mística y del clítoris, siempre tan poco partidarios, lo imaginan para la ablación.