Ningún vasco pudo aguantar entre la treintena de elegidos que se disputó la Milán San Remo
Freire demuestra su clase con su tercera classicissima
El cántabro se impuso al sprint a un grupo selecto en el que Bennati no plasmó la superioridad de Liquigas.
Joseba ITURRIA
Óscar Freire se impuso ayer con autoridad en el sprint de la Milán San Remo en una nueva exhibición de su fondo y esa clase que le ha permitido lograr casi siempre los objetivos que se ha marcado. Las lesiones le han impedido presentar un palmarés aún más impresionante, pero cuando ha estado bien ha demostrado su calidad especialmente en dos de las pruebas de un día más exigentes. Ha ganado en tres ocasiones las dos que mejor se adaptan a sus características, la italiana -la más larga con sus 300 kilómetros- y el Mundial de fondo en carretera.
Son las dos pruebas que siempre han marcado el principio y el final de sus temporadas cuando sus problemas físicos no se lo han impedido. El cántabro ya demostró que comenzaba bien el año con su victoria en la Challenge de Mallorca y sus dos triunfos en la Vuelta a Andalucía. A partir de ahí, se limitó a guardar sus energías de cara a su primer gran objetivo. En la Tirreno no se metió en ningún sprint con una maestría a la hora de dosificar esfuerzos que le llevó a aguantar ayer siempre bien colocado en el grupo de los elegidos hasta que en el último kilómetro cogió la rueda de Bennati, que no pudo culminar la superioridad del Liquigas.
Tras el fuerte trabajo de Kreuziger y Pellizotti en las últimas subidas para su líder -quizás subieron demasiado rápido porque de los sprinters era el que más sufría con el ritmo-, Nibali lo intentó en el descenso del Poggio hasta que Pozzato le pasó a toda velocidad. A partir de ahí Liquigas colocó a Daniel Oss para preparar la llegada de Bennati, que fue el que lanzó el sprint, aunque nada pudo hacer ante Freire, al que sólo Boonen, muy bien toda la carrera, pudo seguir su estela, pero sin optar nunca a rebasar al de Rabobank.
Fuerte ritmo
Los sprinters puros llegaron con las fuerzas muy gastadas a la meta porque la classicissima se disputó a un alto ritmo. Sólo al principio hubo tranquilidad al consentir la fuga de Piemontesi (Androni), Ratti (Carmiooro) y Caccia (ISD Neri). Saltaron en el kilómetro 10 y cogieron ventaja a la misma velocidad a la que la iban a perder. Así llegaron a tener 23 minutos sobre el pelotón en el kilometro 92 y cuando faltaban todavía cien para la meta ya estaban neutralizados.
La escapada fue anulada antes de que pudieran ser vistos por televisión porque hubo batalla en el pelotón al quedarse cortado un grupo en el que destacaba la presencia de Cavendish. Koldo Fernández de Larrea y Alan Pérez entraron en el primer corte, pero el alavés, como Txurruka, se cayó y ambos fueron los únicos vascos que abandonaron en un tramo final en el que se subió a un ritmo altísimo la Cipressa y el Poggio. Eso favoreció a Freire, el mejor escalador entre los sprinters, para imponerse a la treintena de corredores que se disputó la victoria.
La antepenúltima subida seleccionó el pelotón con el fuerte ritmo que pusieron Kolobnev, Pellizotti, Garzelli y Kreuziger. Cavendish demostró que está lejos de su forma del pasado año y tampoco Euskaltel logró colocar a Koldo, que abandonó tras caerse como Txurruka.
Óscar Freire señalaba tras su éxito que «ganar Milán-San Remo supone siempre una emoción fantástica. Estoy muy feliz de lo que he logrado. Mis compañeros han trabajado bien y les dedico la victoria. Temía que hiciera mal tiempo, pero por suerte la climatología ha mejorado durante la carrera. Incluso si en las subidas se iba muy rápido, yo me he encontrado bien. En el final el equipo Liquigas ha controlado para Daniele Bennati. No me habían incluido en el grupo de los favoritos, a ver qué sucede el próximo año. Es un triunfo maravilloso».
El corredor cántabro estaba encantado con su tercer triunfo en una prueba que le va muy bien. La mejor demostración es que siempre que ha terminado la clásica acabó entre los ocho primeros. Debutó en el 2000 y ya fue tercero por detrás de Zabel y Baldato. A partir de ahí fue quinto (2002), séptimo (2003), primero (2004), quinto (2005), sexto (2006), primero (2007), octavo (2008) y ayer fue fiel a su cita con la victoria cada tres años. Tras un pobre 2009 dejó entrever que ésta iba a ser su última campaña, pero demostró ayer que tiene cuerda para rato.
GARA