Vistos los resultados de la encuesta, consideramos la violencia intragénero como una forma de violencia de género. Creemos que la violencia de género es una realidad muy compleja y que son múltiples los factores que la pueden originar, y la homofobia es uno de esos factores. Pero todas estas complejas cuestiones quedan difuminadas si se insiste, como se hace, en el enfoque de la ley integral contra la violencia de género, con el factor sexista (dominio hombre sobre la mujer) como única y exclusiva causa.

Así que no consideramos esencialmente diferentes la violencia de género y la violencia intragénero. Si acaso se pueden establecer diferencias en las circunstancias que la rodean y en las especificidades en la que se manifiestan, no vemos que las razones por las que existe violencia en las relaciones lesgays tengan que ser distintas a las razones por las que existe en las relaciones heterosexuales. ¿Qué especificidades encontramos?

Una es la evidente falta de denuncia, cuestión que está relacionada con la estigmatización que, socialmente, se hace al colectivo lesgay. En una sociedad en la que todavía hoy hay muchas personas gays y lesbianas que no se atreven a reconocer públicamente su orientación a su círculo se hace difícil denunciar o simplemente verbalizar esta violencia.

Si no se ha visibilizado la propia orientación y en su caso una relación con otra persona del mismo sexo, difícilmente se va a hablar o a denunciar una situación de violencia en el marco de una relación lesgay.

Además, ocurre a menudo que al no identificar los elementos a través de los que se manifiesta la violencia, la propia víctima no es consciente de que está sufriendo a manos de su pareja una situación de maltrato. Esto le impide adoptar las medidas necesarias que le podría ayudar a superar y eliminar su situación.

Todas estas circunstancias hacen que la violencia intragénero se halle en una situación similar a la que hace 30 años se encontraba la violencia contra las mujeres: escaso interés social, insuficiente sensibilidad, escasa concienciación, invisibilidad, poca conciencia de las que son sus víctimas, no siendo un tema para el que la sociedad demande una respuesta precisamente porque es una realidad invisible, y por tanto desconocida. Ésa es la realidad de la violencia intragénero.