Tras el tiroteo ocurrido cerca de París -con el consiguiente resultado de la muerte de un gendarme- los analistas de la prensa española se mostraban más que alborozados por lo que intuían como una decisiva acción policial francesa contra ETA. Luego pasó el asunto de los bomberos catalanes y ya han vuelto a aflorar las fobias históricas contra el francés.

Ayer en «Abc», Ignacio Camacho se cachondeaba de los colegas de Louis de Funes: «Si la esperanza para acabar con el santuario francés de ETA es esa Securité que confunde a bomberos catalanes con terroristas vascos más vale que sigamos confiando en la Guardia Civil. Desarmados, camuflados y en territorio ajeno, los servicios de información españoles en Francia resultan mucho más fiables que los torrentes galos, cuyo soberbio patinazo los convierte en merecidos aspirantes al premio César por su bordado papel de brazo tonto de la ley en la comedia bufa `Confusión en el hipermercado'». En realidad nunca les han apreciado lo más mínimo.

Ignacio Camacho sigue adelante con la mofa: «Toda la firme solemnidad de Sarkozy y su promesa de cadena perpetua para los asesinos de gendarmes se ha desmoronado con ese enredo memorable, que sumado al del FBI con el rostro de Llamazares deja en franco entredicho a la seguridad antiterrorista internacional. Cuando están a punto de implantarse en medio mundo scanners que desnudan a los viajeros lo menos que cabe esperar de tanto escrutinio tecnológico es que esté manejado por tipos de una cierta solvencia y no por émulos del Superagente 86». Me imagino que a los franceses no les va a sentar nada bien tanta ironía.

Y para concluir, vuelve a exhibir el orgullo patrio: «En materia de seguimiento de etarras nadie posee mejor know how que la inteligencia policial española (...) el problema ha surgido cuando, heridos de rabia corporativa por el crimen del brigada, los policías galos han pretendido mostrar su eficacia con un orgullo precipitado e irresponsable». ¡Cómo van a comparar a Louis de Funes con el sargento Morales!