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La sombra de una térmica en Lemoiz condiciona la planta de energía marina

Ekologistak Martxan, Talaia y Txipio Bai reclamaron ayer cambios sustanciales en el proyecto Biscay Marine Energy Platform (BIMEP), que pretende obtener energía eléctrica de las olas marinas en Armintza, de modo que se pueda aprovechar buena parte de las instalaciones de la fallida central nuclear de Lemoiz. Tras el rechazo de Lakua a esta propuesta, se oculta la voluntad de Iberdrola de emplazar en la cala de Basorda una nueva planta de ciclo combinado.

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Agustín GOIKOETXEA

Los colectivos ecologistas saludan el proyecto del EVE para construir en Lemoiz una planta para obtener energía de las olas, aunque apuestan por otros emplazamientos para las distintas infraestructuras del complejo para «conciliar el progreso con los intereses ciudadanos y la defensa del medio ambiente». Su propuesta fue planteada el 1 de febrero en una reunión al viceconsejero de Industria y Energía, Xabier Garmendia, quien -tal y como ayer subrayó Xabier Ortiz, de Txipio Bai- «se limitó a responder con evasivas y con cierto desdén».

El Ejecutivo de Lakua contempla emplazar el centro de investigación asociado al BIMEP, así como la subestación transformadora y la conducción aérea, en suelo rural, en vez de ubicarlas en las 189,3 hectáreas de terreno industrial en desuso de la fallida central de Lemoiz, propiedad del Gobierno español en virtud de la moratoria nuclear. Tras la negativa, aclaran fuentes consultadas por GARA, están los viejos planes de Iberdrola de levantar en la emblemática cala de Basorda una nueva planta de ciclo combinado, con el aliciente de la cercanía del almacen de gas natural en que se ha convertido la plataforma Gaviota.

El Ejecutivo español sigue sin dar el paso definitivo para despejar el futuro de las instalaciones, después de que el anterior intento no se materializara por la guerra de intereses entre las diversas compañías energéticas. Iberdrola dispone de un derecho de tanteo, como antigua propietaria, en caso de que el Estado establezca que ese punto de la costa vasca es un lugar idóneo para implantar una industria de producción eléctrica. Por ello, no hubo más candidatos y el proceso de subasta de los terrenos se frustró.

A pesar de que continúa sin aclararse el asunto, la única premisa que se mantiene es no dar uso a las 189,3 hectáreas de titularidad pública aunque se trate de otro proyecto energético como el de Biscay Marine Energy Platform. Así, por ejemplo, los ecologistas se inclinan por que el centro de investigación -CIC Energigune- se levante cerca de Basorda, en vez de en un terreno forestal denominada Monterrano, que haría necesaria la modificación de las Normas Subsidiarias de Lemoiz. Antes se propuso ubicar el edificio, de unos 3.000 metros cuadrados construidos, en pleno centro de Armintza y, más tarde, en las cercanías de la cala de Armintzekalde, en una zona de «suelo apto para urbanizar».

El proyecto prevé alzar una conducción de 2.000 metros lineales, entre la playa de Armintzekalde y Gorteta, expropiando terrenos rurales hasta una superficie aproximada de 8.000 metros cuadrados, además de otros 10.000 que se emplearían para construir una subestación eléctrica; los afectados serían once vecinos. La alternativa de los ecologistas es emplear una antigua subestación de Iberdola, a 300 metros de la que se propone, también en Gorteta.

La salida de los 20 megawatios que produciría el BIMEP se haría, siguiendo esta propuesta, a través de dos líneas de 30 kv que abastecen a los habitantes de Gorliz, Lemoiz y Plentzia, en vez de la conducción de 132 kv que enlaza la central con una subestación en Gatika. Recuerdan, asimismo, que esta línea debiera estar desmantelada, ya que su construcción estaba ligada a dar servicio a la fallida central nuclear «ante posibles paradas y reparaciones en sus instalaciones».

El campo de boyas ante Basorda no molesta

El traslado del campo de boyas del BIMEP, de ocho kilómetros cuadrados, del frente del puerto de Armintza, a 750 metros de la costa, ante el malecón de la antigua central nuclear, a unos 1.500 metros aproximadamente, es la única sugerencia de los ecologistas aceptada «con interés» por el Ejecutivo de Lakua. Este cambio, apuntan, no afecta a los terrenos de uso público de Lemoiz.

Ekologistak Martxan, Talaia y Txipio Bai consideran que hay que modificar la ubicación de las boyas que captarían la energía de las olas marinas, ya que al ser el entorno del puerto de Armintza una zona de acantilados se dificultaría mucho el acceso. Además, los arrantzales se verían privados de un caladero en el que habitualmente faenan. Los arrantzales profesionales, los dueños de las embarcaciones recreativas y los usuarios de la empresa local de buceo y submarinismo han mostrado su oposición a la actual ubicación.

Así, la Cofradía de Arrantzales de Armitza y la Capitanía Marítima de Bermeo han reclamado que la distancia mínima respecto a los acantilados sea de 1.000 ó 1.500 metros en direccción noreste.

A.G.

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