Como en recientes temporadas, Osasuna gusta de complicarse la vida hasta el último instante. No parecía que fuera a ser así en la presente, sobre todo después de encadenar cuatro victorias consecutivas, pero las seis jornadas sin conocer el triunfo han devuelto la intranquilidad a una parroquia que veía la permanencia al alcance de la mano y que ya está pensando en invocar, una vez más, a San Fermín.

Y es que esta plantilla no parece haber aprendido de errores pasados. Después de sufrir lo indecible en la primera vuelta de la campaña pasada, un magnífico comienzo en la segunda permitió a los de Camacho asomar la cabeza con cierta holgura y plantarse a falta de ocho partidos para la conclusión con una más que esperanzadora cifra de 35 puntos.

Necesitaba poco más de dos encuentros para certificar una salvación que se había antojado impensable poco tiempo atrás y, después de lo vivido, nadie podía pensar que el plantel rojillo no echara el resto cuando se estaba tan cerca del objetivo. Pues, todo el mundo ya sabe qué es lo que ocurrió, esos dos vitales envites se tuvieron que ganar en las dos últimas jornadas ante poderosos rivales a los que, afortunadamente, los puntos ya no les hacían falta.

Ahora vuelve a repetirse la historia. Con casi toda la segunda vuelta por delante, Osasuna acumulaba 29 puntos y la obligación de incorporar a su casillero poco más de cuatro victorias. Mes y medio después, la «magra» recompensa ha sido de sólo dos puntos más, el número de compromisos pendientes se han visto reducidos considerablemente y el calendario que se avecina no es como para confiarse lo más mínimo. Porque de las once jornadas que restan, la escuadra navarra está obligada a vencer por lo menos en un tercio de ellas y la grandísima dificultad de las salidas pendientes, reduce más todavía el margen de error.

Ponerse las pilas

De los cinco desplazamientos que le quedan, casi todos son ante los cuatro primeros -Real Madrid, Barcelona, Valencia y Mallorca- y sólo se presenta como medianamente asequible la visita al Espanyol, que también está inmerso en los mismos problemas que los rojillos. En consecuencia, la salvación pasa por lo que el equipo haga en su feudo y las opciones quedan mermadas a ganar cuatro de los seis enfrentamientos que le quedan en El Sadar.

Almería, Zaragoza, Málaga -estos dos últimos seguidos se antojan claves-, Athletic, Deportivo y Xerez son los enemigos a batir, algunos de ellos harto complicados, como vizcainos y gallegos, por estar inmersos en la lucha por hacerse un hueco entre los puestos europeos. Así pues, Osasuna deberá ponerse las pilas y rápido si quiere continuar un año más en la máxima categoría porque la actual diferencia de ocho puntos respecto al descenso no puede llevar a engaño.