La �pera prima de �skar Santos confirma que es un realizador con mucho futuro, que domina la t�cnica cinematogr�fica a trav�s de una puesta en escena estilizada y, cuando la ocasi�n lo requiere, hasta visualmente impactante. Tambi�n demuestra un pleno conocimiento de la direcci�n interpretativa, ya que extrae de Eduardo Noriega un profundo dramatismo que otros cineastas no han sabido explorar. Pero el de Bilbo no es Dios ni hace milagros, por lo que se ve impotente para salvar del desastre el caprichoso gui�n escrito por Daniel S�nchez Ar�valo, quien s�lo acierta a manejar las situaciones costumbristas m�s cercanas a su segundo largometraje �Gordos�. En cuanto introduce elementos sicol�gicos o fant�sticos, el planteamiento inicial se viene abajo, sin que la conexi�n entre lo cotidiano y lo extraordinario encuentre una m�nima justificaci�n. Est� claro que su com�n amigo Alejandro Amen�bar les ha dejado hacer a ambos desde su puesto de productor, pero en las relaciones entre artistas profesionales es mejor anteponer la coherencia creativa a la amistad.

Para seguir �El mal ajeno� de principio a fin hay que guiarse por mucho m�s que una cuesti�n de simple fe, por no mencionar el lastre de un discurso de trasfondo conservador sustentado sobre los dogmas cristianos del sacrificio y la redenci�n. La moraleja del m�dico que descubre el grado de insensibilidad al que ha llegado tanto en el trabajo como en su casa, a partir del momento en que la salud de sus seres queridos comienza a peligrar, no es manipuladora en si misma. El manique�smo proviene del intercambio mefistof�lico de las vidas de su entorno y la suya propia por las de los pacientes an�nimos a los que atiende en el hospital, como si el ejercicio del bien tuviera como contrapartida un mal inevitable. De qu� sirve pagar tan alto precio por el don de curar si, a fin de cuentas, lo �nico que consigue el falso diosecillo de la bata blanca es retrasar o adelantar, seg�n el caso, la fecha de una muerte segura para todos.