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Rivera Letelier: «El desierto soy yo, no podría escribir sobre otra cosa»

GARA | MADRID

El escritor chileno Hernán Rivera Letelier vivió durante 45 años en el desierto de Atacama, treinta de ellos «explotado como obrero», y conoce como nadie ese paisaje hostil en el que ha situado «El arte de la resurrección», la novela con la que ayer ganó la XIII edición del Premio Alfaguara. «Yo no puedo escribir sobre otra cosa, porque el desierto soy yo», aseguraba Rivera Letelier (Talca, 1950), en conferencia telefónica desde Chile, tras saber que había ganado este prestigioso galardón con una novela ambientada en las primeras décadas del siglo XX y protagonizada por el Cristo de Elqui, un vagabundo que se cree la reencarnación de Cristo y que se dedica a predicar por los territorios de las salitreras chilenas.

Según contaba el escritor, su primera impresión fue de «incredulidad» cuando Manuel Vicent, presidente del jurado del Premio Alfaguara, le comunicó que su novela había resultado elegida entre los 539 originales presentados al premio. «Me pareció casi un milagro de mi Cristo, el protagonista de la novela», añadía el ganador, quien se ha inspirado en un personaje real, Domingo Zárate Vera, un iluminado que desde los 33 años se dedicaba a predicar, para construir el de su libro. «Lo tomaban por loco y era semianalfabeto, pero dejaba a todos fascinados con sus sermones», explicaba este escritor a quien, según decía él mismo, basta con mirarle a la cara para saber que no es un intelectual: «Tengo cara de boxeador en decadencia. Empecé a escribir y a leer en ese desierto, que me enseñó lo poco que sé. Me enseñó a conocerme a mí mismo y a aceptarme».

De joven, era el único minero que utilizaba la biblioteca de su pueblo. Comenzó a escribir a los 21 años, literalmente «por hambre», según él ha contado en más de una ocasión. A esa edad salió por primera vez del desierto y comenzó a recorrer su país. Rivera Letelier es uno de los escritores chilenos de mayor éxito y autor, entre otras novelas, de «La reina Isabel cantaba rancheras», «Himno del ángel parado en una pata», «El fantasista» y «Mi nombre es Malarrosa».

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